¿Rufino (el fotógrafo del periódico) estuvo inspirado el otro día, no? |
Cáceres se ha despertado hoy con la moral en las uñas, sí. La desazón por la derrota del domingo es comprensible: estaba tan cerca asegurar el puesto en la final por el ascenso... Y no estábamos allí cuatro gatos, no. Se superó la barrera de los 4.000 claramente. Y no solo eso: el ambiente fue espectacular. Ahora hay que viajar otra vez a Melilla e intentar repetir una hazaña muy complicada: ganar el quinto partido de la eliminatoria en un ambiente hostil.
Pero se puede, que nadie se equivoque ni se haga cruces. Soy yo el primero que se está equivocando. Estos dos primeros párrafos expresan exactamente lo que no debe ocurrir: parece que estoy o estamos dando por hecho que el tren ya ha partido de la estación. Pero no es así, desde luego. Se hizo hace bien poco en Burgos, ante un equipo mejor y un público más enfervorizado, y se puede hacer mañana. De todos es sabido que este Cáceres se crece ante las dificultades, que cuando peor ha funcionado ha sido con la autocomplaciencia. Para Francis, Cherry, Antelo y compañía, cuanto peor, mejor. Y en concreto estos tres, que son el termómetro de la plantilla, tienen una cuenta pendiente con Melilla que se van a querer cobrar.
Limpiar la cabeza, olvidar el cansancio, salir del vestuario del Javier Imbroda a comerse a los de azul. Pensar que nada puede terminarse allí y así. Recordar que, globalmente, el Cáceres está siendo mejor en los 160 minutos que se han disputado en el 'playoff'. Pero claro, la lotería de los finales de partido es así. Al equipo le falta un algo de claridad en esos momentos y, si bien salvó los muebles con el palmeo de Antelo/Odiakosa el viernes, ayer se pegó un esplendoroso tiro en el pie cuando debía haber entrado en la recta final con la situación mucho más bajo control. Pero no fue así y de nada sirve ya lamentarse.
Esperanza. Una de las palabras más preciosas de nuestro idioma. Esperanza. Suena adictivo, irresistible. Lo escuchas varias veces seguidas y ves las cosas de otra manera.
Mañana, vía Málaga, vuelo a Melilla por segunda vez en diez días (antes no había estado nunca) e intentaré contaros cómo va todo. El espíritu de 'El Plantío' vivirá una tremenda prueba.
Manteneos atentos a la pantalla. Tengo una idea para otra entrada hoy mismo. Sigo hiperactivo. Buena señal de que mis uñas siguen ahí.
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