lunes, 15 de diciembre de 2008

De pívot a escritor


"Me gusta mucho leer". Hace unos años, Mario Segalás, Luis Clemente y yo nos reíamos mucho de/con un futbolista del Cacereño que, a la mínima que hablabas un poco con él (ya fuese en el Príncipe Felipe o en el Farmacia) te soltaba esa rimbombante frase, sin que le preguntases, claro. "Me gusta mucho leer". ¿Puede haber algo más pretencioso que hacerles saber a los demás que te gusta mucho leer? No lo sé. Yo suelo ser más moderado y enarbolar más en privado mis aficiones culturaloides, que también las tengo, faltaría más. No me voy a gastar todas las perras en revistas de basket y tostas en el Viña Grande...


Bueno, que me voy por las ramas. Recordé al futbolista en cuestión cuando hace bien poco me contaban que Ariel Eslava, el alero argentino del año del descenso, solía hacerle una pequeña trastada a Juan Antonio Orenga, que se caracterizaba por leer en público constantemente, ya fuese en el vestuario, en los viajes y casi en la cancha. Resulta que Eslava le cambiaba el "marcapáginas" de sitio cuando no lo veía y hacía chistes rotundos cuando, al parecer, Orenga no siempre se daba cuenta y seguía leyendo como si tal cosa. No me lo creo del todo, pero como gag no está mal.


Ya se sabe. Literatura y deporte siempre han estado peleadillas, como si fuesen dos mundos totalmente distintos. Gente como Jorge Valdano empezó hace unos años una cruzada contra esto y ahí va la cosa, mejorando poco a poco, aunque las fusiones de este tipo me resulten un poco forzadas. Hace poco escribía Piti al respecto, aunque en "El hereje" lanzaba algunos mensajes adicionales, más o menos subliminales. Es bastante público que no se siente cómodo con cómo le trata la prensa. O cierta prensa entre la que no sé si incluirme. Allá él. Pero ése tampoco es el tema. Qué disperso estoy hoy, leñe.


Quería llegar a la página nosecuantos del periódico Extremadura de hoy. Aquí está el link:




¿Le habéis echado un ojo? Basta con mirar el titular y si luego te interesa, pues continuar con la entrevista en sí que ha hecho mi etérea compañera Rocío Cantero. ¿Qué narices tiene que ver un escritor hablando del agua de Africa con el baloncesto cacereño? Los más adictos a la nostalgia verdinegra tenéis la respuesta: Javi Esteban, pívot del Cáceres CB a principios de los 90, se dedica a publicar libros ahora. Y hasta le premian, oiga.


Esteban, al que sus amigos le llaman "Patina", es un sujeto ciertamente peculiar. No le conocí en la vertiente "jugador-periodista", ya que yo era todavía un bupero cualquiera. Pero sí que es cierto que buena parte de los primeros partidos que hice para el Periódico en 1992 fueron del Colegio Extremadura, que por entonces estaba en Segunda División (actual LEB Plata, no te vayas a creer, aunque sólo con equipos madrileños y extremeños). Allí estaba el veinteañero Javi, luchando por los rebotes, con buenos movimientos de espaldas a canasta, en una categoría que desde luego era la suya y en la que había debutado un par de años antes en el Cáceres CB, dándole el relevo a Arturo Corts y a Pepe Benedé.


Como tantos otros, no tuvo continuidad o vete tú a saber por qué lo fue dejando. Y el caso es que le perdí la pista durante un buen tiempo hasta que un par de noches de estas tontas coincidimos por ahí y Luis Clemente me lo presentó. Y para mí resultó una sorpresa increíble que fuese tan buen conversador y dijese tantas cosas ocurrentes en tan poco tiempo, que tuviese esa sensibilidad y esa clarividencia. Yo, que sabéis que difícilmente llego al 1,65, le picaba mucho diciéndole que cómo era posible que a un tío de 2,00 le pudiese alcanzar la sangre al cerebro como para hablar así. La envidia mata. Él estaba llamado a ser escritor. Y lo ha conseguido.


Me alegro muchísimo por él por razones que no sé si estoy autorizado a contar aquí. Se marchó a Madrid y superó un trance muy duro que le llegó de frente. Ahora cumple sueños, que es lo más embriagador que puede ocurrirte en la vida.


PD: El futbolista ya es exfutbolista y lo último que sabemos de él es que curra descargando camiones.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Una noticia "a lo Bujacocesto" es actualidad


Buenas madrugadas


Ya sabéis que en Bujacocesto solemos mirar más al pasado que al presente, aunque haya excepciones. No es una manía, no, ni tampoco un gesto de inseguridad, como dicen que dicen algunos de mí. Simplemente es porque las cosas suelen verse mejor con perspectiva y a mí lo que sucede en el día a día del baloncesto cacereño ya me ocupa mi tiempo en el periódico. Así es que parece que lo que sucede únicamente tiene formas y colores exactos cuando el paso del tiempo se los da, aun con el riesgo de ser un poquito (sólo un poquito) revisionista. Si intentáis ver la tele o leer un libro demasiado de cerca, no veréis nada.


Hoy en mi trabajo me ha parecido escribir un rato para mi blog, porque ha sido más de recordar, de recuperar un personaje antiguo, que de lo que analizar lo que acaba de pasar diez minutos antes, como esos viernes por la noche en los que llegas a la redacción y tienes que contar en 100 líneas lo que ha pasado la hora y media anterior, midiéndolo todo mucho. Hoy he escrito sobre Kenny Green, que supongo que sabréis que anda el hombre en Qatar pasando las de Caín. Aquí dejo el link por si acaso:




¿Ya? Bueno, pues hoy he comprobado una vez más que los jugadores que forman parte de nuestras vidas se quedan ahí para siempre, hagan lo que hagan luego, porque cuando defienden la camiseta que nos gusta es como si fuesen nuestros familiares, gente con las que compartimos casa porque pensamos en ellos, en cómo jugarán el próximo fin de semana, con más o menos asiduidad...


Con el tiempo, y si les ocurre lo que le ocurre a Green, sentimos por ello lo mismo o incluso algo superior a lo que percibimos cuando tenemos alguna noticia mala de esos parientes a los que no vemos nunca, pero que están ahí, en nuestro interior, formando parte de lo que somos, como ese libro de Barco de Vapor que leíste de crío, el disco de los Doors que te cambió la vida o las escaleras de aquella plaza en la que pasaste horas y horas bajo de frío, con un plastico en la mano.


Coincide con que Kenny fue absolutamente clave en que pudiese haber segundo, tercero, cuarto, quinto, sexto, séptimo, octavo, noveno, décimo y undécimo año de ACB, porque resulta difícil imaginar que aquel equipo tan desastrado del debut en ACB pudiese salvarse ante el Lliria sin él, por muy cojo que estuviese. Transmitía una fiereza que he visto en pocos jugadores y convivía con la enorme contradicción de basarse en un físico privilegiado y usar sólo una pierna al mismo tiempo. Era una delicia para los fotógrafos.


También es curioso que ejemplifique bien una de nuestras peores cosas, no sé si de los cacereños o del género humano en general: la maledicencia. Durante un montón de tiempo se aseguró totalmente en serio que había dejado embarazada a una chica de Cáceres, con novio, por supuesto, aunque nadie acertaba a dar su identidad. Si acaso, que la chica era de Pinilla, aunque también se apuntaban otros posibles barrios. Había incluso quien afirmaba que conocía a alguien que conocía a la hermana de la enfermera que había cortado el cordón umbilical y que se había hecho pasar al quirófano al "cornudo" padre para que, antes de hacerlo, comprobase que el bebé era negrito y que no había habido "canje"... Luego estaba el chiste. "Kenny Green" suena a algo así como "Qué negrín".


Por supuesto, aquello se comprobó como una leyenda urbana, una de las más rotundas que generó el periodo ACB, aunque no dudo que, como buena parte de los que han estado por aquí, el bueno de Kenny supiese de primera mano lo cariñosas que son a veces las cacereñas. Pero si hubiese tenido un hijo cacereño, ¿no habría un cadete cargándose todos los aros de los Judex?


Suerte.