miércoles, 16 de junio de 2010

Expediente Hussein: revisión


Manolo Hussein ficha por el Power Electronics Valencia, el quinto equipo de España, campeón de la Eurocup, participante de la última Euroliga. Muchos (o algunos) en Cáceres se han escandalizado con la noticia: Hussein fue el entrenador del equipo que descendió a la LEB en el 2003, un hecho tan doloroso como previsible a la vista de las circunstancias. ¿Qué parte de culpa tuvo él en aquello? ¿Mucha, alguna, poca, ninguna? Revisemos, revisemos.




Para ir contracorriente, creo que Hussein no hizo un mal trabajo, al menos en lo deportivo. Imagino muy difícil gestionar un equipo cuando el club se cae literalmente a trozos, aislar a los jugadores de todo eso. Todo empezó unos años antes, acumulando deuda, aunque el descenso empezó a cavarse en el verano del 2002. El entrenador llegaba con un buen cartel: había estado cinco o seis años en el Gran Canaria teniendo resultados decentes, asomándose al “playoff”, fichando con bastante tino. Sin embargo, no tuvo el mismo porcentaje de acierto al hacer la plantilla cacereña, incluso teniendo en cuenta las limitaciones económicas. Su “tumba” empezó siendo la renovación de Ferrán López (entonces aplaudida, hay que reconocerlo) y el fichaje de Mike Hansen, dos bases ya muy veteranos. Ninguno de los dos dio dinamismo al equipo nunca.



Hussein se tuvo que comer el contrato de Joffre “personalenataque” Lleal, que no era de su gusto, y le rodeó de tres “aleros-incógnita”: el compulsivo triplista Hurl Beechum, el poliédrico Vlado Petrovic y el estajanovista Ariel Eslava. Un cuarteto bastante zozobrante, como se ve. Beechum no era más que un especialista, pero terminó tirándoselo absolutamente todo. Petrovic cogió la puerta a los tres meses por falta de pago y eso dejó en papeles principales a Lleal, que nunca acertaba en los finales de partido, y Eslava, todo voluntad pero limitadísimo técnicamente.



Por dentro, poca y similar historia. Deon Thomas era un crack y aún tenía baloncesto, pero se piró por los retrasos en los pagos. En su lugar llegó Muoneke, del que hablamos hace poco. El único que quiso venir sin dinero por delante. Otro error “a lo Mike Hansen” fue Bobby Martin, que ya no estaba para estos trotes y fue cortado (no sin una indescriptible polémica con algo lúbrico ocurrido en un hotel malagueño). Su sustituto, Kevin Thompson, sí demostró ser un jugadorazo. Pero el juego interior también estaba tocado: en realidad, Dani García nunca fue un pívot (y batió todos los récords del mundo mundial descendiendo con tres equipos de forma consecutiva) y Juan Orenga (al que llegaron a ofrecerle el puesto de entrenador durante la temporada, chúpate esa) también estaba en la recta finalísima de su augusta carrera. Nuestro Juan Sanguino obviamente no podía aportar demasiado a estos niveles.



Así que crucifiquemos a Hussein en cuanto a los fichajes, en parte también fundido por la ruina del club, pero revisitemos lo que hizo el equipo durante la temporada: no ganó hasta la sexta jornada, pero en la novena llevaba tres triunfos y no pintaba del todo mal la cosa. Se jugaba razonablemente bien para lo que había, con Deon aportando mucho en el poste bajo, impresionantes minutos de Petrovic en los que estaba en un lado y en otro y con Beechum enlazando buenas rachas desde lejos. Todo con un inexistente Bobby Martin, claro. En la semana previa a un partido clave en la primera vuelta, en casa contra el Valladolid, Thomas ejecutó su marcha y poco después le siguió Vlado.



Pese a todo, una victoria de vez en cuando daba aire y el Valladolid, gran rival para la salvación, no se escapaba. Por detrás, el Granada lo hacía aún peor. Faltando cinco partidos para el final de la liga regular, visita al Forum: si se ganaba de ocho puntos o más, se salía de zona de descenso. Al descanso, se cumplía, pero el segundo tiempo fue muy malo y la derrota final dejó sin opciones de salvación, si bien no matemática, sí virtual. Los últimos encuentros fueron de relleno, con la frustración de ver al enfermo morir.



Mejor que yo lo explica Hussein en una de las entrevistas de las que más contento me siento, tanto por las preguntas como por la actitud del entrevistado, al que tradicionalmente costaba sacarle buenos titulares. La podéis leer con tranquilidad en sendos pdfs: aquí la primera página y aquí la segunda. En ella ahondamos un poco en el otro de sus errores aquí, aparte de esos fichajes que ya hemos comentado: no supo abrirse a la ciudad, no fue un hombre asequible, se fue quedando casi solo sin hacer prácticamente nada por evitarlo. El decía que su trabajo era entrenar, pero todos sabemos que los entrenadores son algo más.



Su carrera quedó algo tocada después de aquello, pero se ha ido rehabilitando poco a poco. Regular en Algeciras, pero muy bien en Murcia ascendiendo a la ACB y manteniéndolo un año. Esta temporada sin trabajar seguro que le ha venido bien para ver las cosas con perspectiva. Ya sabemos que el Valencia le ha fichado por tener un perfil bajo y estar libre, pero puede hacerlo bien. En realidad, será el primer “grande” que entrene en su vida.