martes, 19 de agosto de 2008

Fugas famosas (y perdones)




Pues viene al pelo, como sugiere el amigo Son, hablar de las grandes "fugas" en la historia del baloncesto cacereño. Siento colgarme la medalla sobre lo de Roessler. La verdad es que muchas veces uno pega tiros al aire, comenta cosas, y en ocasiones es simple casualidad que se cumplan. El chico no estaba cómodo y supongo que también pasó algo de eso que solamente sabremos más adelante. Una lástima, pero ya sabéis, mejor ahora que más adelante.




Ni ha sido el primero ni será el último. Siento ponerme xenófobo, pero estas cosas parece que únicamente pasan con los extranjeros. Curiosamente, el primer norteamericano que firmó un contrato en la historia del Cáceres Club Baloncesto, Ben Coleman (foto de careto), se echó atrás al cabo de unos días. Fue en el verano del 92. El club preparaba su debut en la ACB y quiso apostar sobre seguro con Coleman, que tenía fama de buen profesional y un currículum que incluía 200 partidos en la NBA y un par de temporadas en España con el León y el Barcelona (mejor en el primer sitio que en el segundo). Era un buen reboteador y aportaba en ataque, pero al tipo no le acabó de convencer la cosa y se echó atrás, por lo que Fariñas y compañía tuvieron que fichar deprisa y corriendo a Lance Berwald, alguien de características similares aunque ya vino aquí con el arroz un poco pasadito.




De esto de contratos que nunca se cumplieron siempre hemos estado bien serviditos. El colmo fue lo de Raymond Brown, que después de hacer su primera temporada aquí, llegó a un acuerdo para seguir, pero luego le salió el Reggio Calabria. A los pocos días, no le gustó el tema de los italianos y el Cáceres le repescó en un acto de dudosa dignidad, aunque había que reconocer que aquel tipo poco espectacular era un seguro de vida. Es el jugador mejor pagado de la historia del club, por encima de los 100 kilos anuales entre pitos y flautas.




Dentro de la temporada, fue tremendo aquello de Chris Smith y Rod Sellers en la 95-96. Al triplista Smith, que había llegado para sustituir a Rod Mason directamente desde la NBA, no estuvo de acuerdo con la semana de stage en Sancti Petri que quisieron montar Bermejo y Flores aprovechando el parón copero y convenció a su socio Sellers de que había que pirarse pa los States. La decisión del club fue rotunda: echarles a los dos, aunque no dejaba de ser traumático. Al final, Rod pidió perdón y se le readmitió, mientras que Smith, que me parece que no necesitaba tanto la pasta, fue sustituido por Stanley Jackson. Parece que Enrique Fernández fue decisivo en el "perdón" del vestuario a Sellers.




Escándalo, fue un escándalo, lo de Dan Godfread en la 97-98. Más raro que un perro verdinegro, estuvo a disgusto desde el primer momento (¿a quién coño se le ocurriría juntarle con Alibegovic, con el que no "casó" el año anterior en Turquía?). La leyenda dice que le arrojó una silla a Flores en el vestuario del partido ante el Ovarense, pero nunca he podido confirmarlo. El día siguiente ya volvía para USA. Una pena lo del chico: 2,10, buena mano y peleón, pero con la cabeza en otra parte. Tras jugar la famosa final europea del tapón de Vrankovic a Montero, acabó en el Melilla de la LEB. Hace poco contacté con él para uno de mis reportajes retro sobre americanos en ACB.com, pero no finalmente no respondió a las preguntas de mi e-mail. Organiza campus en su país.




Unos añitos después, en la 2000-01, Larry Stewart llegó unos días tarde de su permiso para viajar a su país "porque se había puesto mala una vecina de su abuela" (esto es una coña clásica de mi amigo Excre) y la directiva (los mismos que mandan ahora, por cierto) se enfadó tanto que le quiso rescindir el contrato, apartándole del equipo y cascándole una enorme multa. Pero el horno no estaba para muchos bollos en la clasificación y el tipo volvió al equipo como si nada hubiera pasado. Entretanto, Daren Queenan se negó a salir a la pista en un partido porque creía que tenía que jugar más minutos y eso le supuso una salida automática del equipo. No sé si cuenta como fuga.




Hace unos meses, lo de David Patten (fuga pactada, ahora busca una nueva oportunidad en Polonia) y Sidao Santana (había motivos muy personales para que se fuese así. No me gustaba demasiado como jugador, pero no le maldigo por aquello). Habrá más. Esto es así. Lo especial de los contratos de los deportistas profesionales (es mejor dejarles ir que tenerles a disgusto) casi lo facilita.




Bueno, seguro que a vosotros os sale alguna más. Si es así, la comentamos.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Basket olímpico y vida personal


Hoy voy a hacer una toma poco cacereña y más bien personal. Y es que los Juegos han invadido nuestras vidas y nos la tienen dominadita, sobre todo en esta historia tan rara de seguir las competiciones por la noche/mañana y luego no poder dormir demasiado durante el día. Como todos vosotros, estoy seleccionando, pero es un vicio difícil de quitarse. Deportes a los que no haces mucho caso durante los últimos cuatro años te interesan estos días con la cosa de que hay medallas en juego y que, qué narices, los Juegos tienen un encanto especial.




Me referiré en concreto al baloncesto, a cómo crecí (poco) amando el basket en buena parte gracias a los Olympics. Los primeros partidos que recuerdo haber visto por la tele son de 1981 o 1982, quizás aquella final de Copa del Rey en Badajoz entre Barça y Madrid el primero. Cómo ha progresado este país y esta región. ¿Quién imagina ahora que algo así se jugase en el Entrepuentes? Sin embargo, lo que realmente me enganchó a las canastas fue la selección, supongo que no soy nada original diciendo esto. Tengo algún momento fugaz en la memoria con el Mundial de Colombia-82, pero más relacionado con la radio (España fue cuarta) y luego la explosión del Eurobasket de Francia-83, cuando se perdió la final ante Italia.




El momento cumbre de este "boom" (en mi vida y en la sociedad española en general) llegó en los Juegos Olímpicos de 1984, en Los Angeles. La victoria ante Yugoslavia en la semifinal fue uno de los momentos más felices de mi vida. Dos días después, no veíamos todavía la dimensión que tenía el equipo americano campeón, con Michael Jordan y Pat Ewing. A la mayoría de los chicos de plata españoles los veríamos por aquí unos años después (hace poco he mencionado a De la Cruz...), aunque me quedo con las ganas de haber visto en vivo al gran Fernando Martín.




Me hizo gracia el otro día ver una entrevista con Pau Gasol en la que decía que no recordaba este momento, que tenía sólo 4 añitos. Normal. Es algo que en cierto modo me hace sentir viejo, pero también afortunado de haberlo podido vivir, que no te lo hayan contado (como los goles de Di Stéfano y Kubala, ya me entendéis).




Cuatro años después también tengo un recuerdo particular de Seúl-88. El recuerdo de la decepción y de que aquella generación no daba más de sí, por mucho que siguiese desangrándose un tiempo más. Los partidos eran de madrugada y me sonrío cuando pienso que un grupo de amigos (adolescentes) vimos uno de ellos (una victoria ante Brasil) en casa de un amigo mientras que atacábamos el mueble bar de los padres del chico que le habían dejado solo aquel verano.




Baloncesto y vida. Todo unido. En Barcelona-92 todo fue bonito para el deporte español menos para el baloncesto, con aquella famosa derrota ante Angola que tanto daño hizo, aunque ya digo que el equipo estaba agotado desde hacía años y no había un grupo de jóvenes con tanto descaro y calidad como los de ahora para coger el relevo. Alguna vez hablé con Pepe Arcega y está orgullosísimo de su foto con Michael Jordan. También Orenga jugó contra el Dream Team y en Gigantes presumía de haber sacado de la pista a Larry Bird y que era "un honor" haber sido insultado por él tras eso. Para mí fueron unas olimpiadas también especiales porque fueron las primeras que pasé en el periódico, aunque aquel verano estaba más entusiasmado por saber cosas de Kevin Pritchard o César Portillo que por las famosas 23 medallas españolas.




Atlanta-96 ha sido la única ausencia de España en los grandes torneos en los últimos 30 años, toda una muestra de que algo no funcionaba nada bien. Los Juegos me cogieron de vacaciones y me marché a Galicia a hacer un curso de italiano (en mi vida han pasado cosas surrealistas, lo sé). Ahora son tiempos de bonanza, pero entonces parecía que el basket podía pasar a un plano muy secundario de la actualidad. El ciclismo, con Induráin, y otros deportes como el motociclismo creo que eran más populares ya, por mucho que aquí viviésemos en la burbuja de los primeros años de la ACB y que todo nos pareciese increíble y excitante (las victorias y las derrotas).




En Sydney-2000 volvimos a tener a un amigo de Cáceres, Johnny Rogers, aunque su inclusión tuvo algunas críticas porque la selección volvió a lucir poquito y él ya tenía 36 tacos. Algún día hablaremos del ala-pívot de Torrequemada (supongo que habéis cogido la gilipollez), buen tipo y honesto donde los haya. La injusticia fue, como pasó alguna que otra vez antes y después, que José Antonio Paraíso no estuviese en el equipo, con las temporadazas aquellas que se marcaba aquí. Supongo que le pesaba jugar en un Cáceres y no en Estudiantes o Barcelona, como lo hacían Carlos Jiménez y Rodrigo de la Fuente, que por otro lado daban un perfil más "currante".



Hace cuatro años en Atenas me acababa de venir a vivir a este piso y aquí vi la derrota ante USA en cuartos, tan terrible como han recordado y recordarán los medios estos días, porque fue el único partido decente de los "yankees" en todo el torneo y también de Stephon Marbury, que no ha levantado cabeza desde entonces.



Imagino que en este recorrido algunos habréis pensado dónde estabais, qué haciáis, qué pareja teníais o dónde vivíais en cada uno de esos Juegos Olímpicos. Siempre hay un límite al inicio, unos Juegos de los que no recuerdas nada, como me pasa con Moscú-80. El baloncesto nos acompaña a muchos de nosotros en nuestro recorrido vital y nos hace sufrir y disfrutar. Y eso se multiplica en una competición como ésta.


PD: Aquí os adjunto la portada de una mítica revista, Nuevo Basket, en septiembre de 1984. Por cierto, si alguien tiene o conoce a alguien que tenga ejemplares que vender de ella, que se ponga en contacto conmigo.

jueves, 7 de agosto de 2008

El buen alemán








En fin, ya he regresado a los terrenos de juego. Aún estoy aterrizando en el trabajo, pero bueno, ya me conocéis, he seguido de cerca la configuración del nuevo Cáceres 2016 y en realidad nunca he terminado de desconectar del todo en el mes de vacaciones. Hasta escribí para el periódico (desde mi casa) un par de reportajes cuando estuvo la selección aquí jugando (y en la Down, claro).


Dicen que no es bueno no haber desconectado del todo, pero bueno, qué se le va a hacer, cada uno es como es. Va ser un año bonito de baloncesto y seguramente éste es un mes decisivo para saber si la cosa va a ir bien, regular o mal. Parte de mi visión sobre el equipo quedó reflejada en un reportaje en el periódico que podéis leer aquí si no la habéis hecho ya. En nuestro Bujacocesto vamos a ahondar en un aspecto que se menciona ahí, aunque de un modo más personal: ¿cómo será la adaptación de alemán Roeven Roessler?


Alguien "gordo" (no me refiero a la obesidad) del Cáceres 2016 me decía el otro día que la cuestión con Roessler es más personal que baloncestística. No es lo mismo que alguien de un país como la República Dominicana, Argentina o Brasil venga a España (siempre será un "ascenso" en la calidad de vida) que que lo haga alguien de un país del "primer mundo", como es Alemania. Roeven no ha jugado nunca fuera de la Bundesliga (¿se puede aplicar este término al basket?) y nadie sabe realmente cómo casará en Cáceres y en España, donde por otra parte tampoco suelen venir "alemanes" de pura cepa a jugar, ya me entendéis.


Con mi interlocutor recordaba por ejemplo el caso de Bruno Hamm (temporada 2000-01 en el Cáceres CB). El gabacho lo hizo bastante bien. Probablemente uno de los 5 mejores bases que han pasado por aquí. Pero en lo personal estaba incomodísimo, no se adaptó y cuando pudo se marchó con viento fresco. Ni antes ni después volvería a jugar fuera de Francia. Coincidía con Roessler en el hecho de estar en la órbita de su selección, en su deseo de expandirse en el mercado europeo.

Supongo que cuando llegas de otro país sin "hambre" pueden pasar estas cosas. Esperemos que no le suceda a Roessler, que intentará confirmar su fama de buen "cañonero", aunque más dudas puede despertar su estatura (1,98 oficial) para defender a treses más altos que él. Pero por las imágenes que se han visto de él, parece fuerte.
Ya era raro que Piti no arriesgase un poquito más y tuviese alguna apuesta más o menos personal. Mike English lo es (¿el nuevo Stanley Jackson?) y Tomás Bellas también. En el resto del núcleo principal de la plantilla, el entrenador ha ido muy a lo seguro (lo aplaudo, ojo), algo que desde luego no se hizo la temporada pasada (con el protagonismo principal de Pozuelo, que siempre dirá que los malos fichajes no los hizo él, vaya por Dios). Nos vamos a divertir.
Para los amantes de mirar atrás, os recuerdo que Roessler no será el primer alemán en jugar en Cáceres. Pasaporte germano tenía Anderson Schutte, aquel triplista brasileño que llegó iniciada la temporada 2001-02 para remendar un poco el girigay en el que se había convertido el equipo aquella temporada (lesión de Andre Turner, fiascos de Daren Queenan y Gary Alexander...). ¿Alguna anécdota? Para cambiar un poco la dinámica de los viajes, Alfred Julbe decidió que el desplazamiento a Lleida se haría en tren y no en autobús. Fue el único viaje en 11 años de ACB que se hizo de esa manera. Pues bien, Schutte llegó tarde a la estación aquella mañana, el tren se fue sin él y tuvieron que llevarle a Madrid para que se uniese a sus compañeros allí en Atocha. No salió mal del todo, después de todo. El Cáceres dio la sorpresa en la pista del Caprabo (76-85) con un buen partido de Schutte (8 puntos, 4 rebotes, 5 robos en 25 minutos). La pasada campaña estuvo en el Palma Aqua Mágica y ahora creo que no tiene equipo.

También era alemán de nacionalidad compartida Hurl Beechum, que llegó el año siguiente, el del descenso. En su momento le hice un pequeño perfil. Su juego se resume en una palabra: triple. Los datos son brutales, empezando porque en la segunda jornada se tiró 18 (y metió 5). En total lanzó 257 triples (aceptable 40% de acierto) y 151 canastas de dos. Igualó dos veces el récord de canastas de tres en un partido del club (7, con Chris Smith) y también tuvo partidos de 1/8, 0/6 y 1/10. En lo personal, estuvo el tío profesional, siguiendo jugando pese a que estuvo unos mesecitos sin cobrar. Luego tuvo otro descenso con el Fuenlabrada (238 intentos de tres --37%-- y 108 de dos), jugó la Euroliga con el Bamberg y tuvo un regreso efímero en la ACB en Valladolid, donde en 14 partidos tiró 52 triples (29%, ups) y sólo 10 veces de dos. La pasada temporada la inició en el Apollon griego y la terminó en el Geofin, subcampeón checo, donde en su tercer partido hizo 8/12 desde su línea favorita.
Ya me diréis qué os parece el tema de Roessler y en general el equipo, aunque por lo general veo buena recepción, ¿no?