jueves, 29 de noviembre de 2012

Bujacocesto en el fútbol. Sí, ocurrió

Dios mío. El 'cartón' se me ve igual en un campo de Primera que en el Multiusos.

Llevo una semana curiosita, sobre todo porque el martes viajé a Málaga a cubrir el partido de la Copa del Rey del Cacereño. Ganó a todo un equipo 'Champions', como seguramente sabréis, aunque el 0-1 no le valió para pasar la eliminatoria. La verdad es que, para qué negarlo, me lo pasé como los indios (nunca he entendido esta expresión: los indios no lo pasaron nada bien con los invasores europeos...). Para mí era un buen reto profesional, primero por lo habitual (escribir, hacer fotos, mandar cagando leches, periodismo en estado puro) y segundo por lo, digamos, 'nuevo'. Me explico.

Tengo una muy bien ganada etiqueta de periodista de baloncesto. Normal, por otra parte. He cubierto el 95% de los partidos en casa de los dos 'Cáceres' en estos últimos 20 años (y medio). Y sin embargo, apenas me habrá tocado ir 10 o 12 veces al fútbol en este tiempo. Y, en el día a día, me confieso más cómodo escribiendo de basket, manejando más las fuentes, los códigos, aunque a veces también lo hago del Cacereño, quizás una o dos veces a la semana. El hecho de estar pocos en la redacción de deportes impide una especialización excesiva, pero digamos que en cuanto al CPC soy la tercera opción detrás de José María Ortiz y Jaime J. Torbellino.

Como decía, me tocó a mí ir a Málaga por una serie de cuestiones que no vienen al caso. Pensamos que al viaje le podíamos sacar más partido a nivel periodístico haciéndolo en uno de los dos autobuses de aficionados, escribiendo una crónica cercana sobre las pequeñas historias que se generan. Y allí estaba yo, conteniendo las emociones escuchándoles cantar el Redoble en La Rosaleda. A varios de ellos los conocía, sobre todo al 'speaker' Cinturita, pero no sé, tenía cierta inseguridad porque me encasillasen demasiado por el tema del basket.

La verdad es que estuvieron fantásticos, tanto quienes conocía como los que no y se mostraron atentos y cercanos conmigo. Sí, las conversaciones giraron un poco en torno a esto:

--Ortiz, ¿qué haces aquí, tío? ¿Tú no eres del basket?
--Nada, me han mandado con vosotros, coño. No muerdo. A ver qué tal me sale el tema. Yo de fútbol no manejo mucho porque no suelo ir a los partidos, pero joder, algo sé. De niño jugué en el Cacereño Atlético, pero era bien malo.
--No jodas. No te veo. ¿De qué jugabas?
--Era como Kluivert pero en chiquinino: un delantero sin gol.
--Ya, ya. A ver si te vas a equivocar y vas a poner en el periódico que Chapi ha metido una canasta en vez de un gol.
--No hombre, no. ¿Quedamos en que desde fuera del área valen dos, no?
--Cachondo. Oye, dinos con sinceridad. ¿A que somos mejor afición la del fútbol que la del baloncesto? ¿A que los del basket no reúnen 100 tíos un martes para ir a Málaga ni de coña?
--Depende lo que consideres "mejor". Yo creo que la gente sigue yendo más al baloncesto, que sigue siendo un deporte más identificado con la ciudad. ¿Cuánta gente creéis que va a las Capellanías normalmente?
--Unas 1.200.
--En el Multiusos ha bajado este año. Yo creo que está en 1.600-1.800. Más, sí. Pero tenéis razón con que esto es complicado que se monte en baloncesto hoy en día.
--Sí, sí. El Cáceres se jugaba estar en los playoffs en Logroño y se llenó un microbús de milagro. Era viernes, incluso más fácil que hoy, que es martes.
--Es verdad. En el quinto partido de Burgos del playoff era martes y fueron unos cuantos coches particulares. Yo creo que unas 40 personas. Ni de coña lo de hoy.
--Por eso te digo.
--Ya, pero no sé, estoy un poco cansado de la división esta fútbol-baloncesto. El que quiera que apoye a quien quiera, pero es un enfrentamiento que a veces se ha estimulado desde no sé qué intereses y me parece fatal siendo dos cosas de la misma ciudad. Además, hay muchos de vosotros que vais a las dos cosas.
--Sí. Tampoco te creas que muchos. Además, el Cacereño es el Cacereño, Ortiz.
--Va por épocas. Antes de que llegase Doblas iban 200 personas al estadio. Félix Campo lo destrozó todo.
--Uff... Félix Campo... No hablemos de ese sujeto...

Por ahí fue la cosa. 500 kilómetros de ida y 500 de vuelta dan para mucho. Pero tampoco quiero llegar a ninguna conclusión taxativa. Solamente me apetecía contarlo y aprovechar para agradecer el trato que tuvo esta gente conmigo.

Tranquilos que mañana escribo yo sobre el Cáceres-Andorra, eh...

PD: Eso sí, pude morir en La Rosaleda. Me tropecé en una escalera de estas 'gigantes' y rodé unos cuantos peldaños, pero paré a tiempo y no me ocurrió nada más allá del susto. Mira que si me parto la crisma...

miércoles, 21 de noviembre de 2012

La 'LEB' 1991-92: Contra estos ascendió el Cáceres

Hoy toca entrada nostálgica. Y va sobre nuestra temporada favorita, la 91-92, la del ascenso del Cáceres. En aquel entonces, la segunda categoría nacional no se llamaba todavía LEB, sino Primera B. Era una liga bastante competida, con muchos equipos y jugadores buenos. La verdad es que, aunque sea una generalización imposible de demostrar, superaba en este sentido a la LEB Oro actual, con 14 equipos y muchos 'rookies'. En aquel entonces no: muchos tenían fe por subir a la ACB, se gastaban el dinero en americanos y tampoco faltaba algún joven que luego triunfaría. Metámonos en el túnel del tiempo y echemos un vistazo con la ayuda de la guía de Don Basket.

Caja Bilbao.
Era uno de los grandes favoritos para subir --acababa de bajar-- y fracasó rotundamente. Es impresionante que lo hiciese: tenía jugadores con muchos minutos en ACB como José Antonio Alonso (Fórum), Alberto Ortega (Baskonia), Román Carbajo (en Bilbao y luego Vitoria) y sobre todo un americano mítico como Joe Kopicki. Hasta el gigantesco Iñaki Zubizarreta, aún sin rapar. Pero nada de nada.

Canarias
El otro recién descendido también buscó desesperadamente volver a lo más alto, pero se quedó en la eliminatoria previa a la repesca Cáceres-Prohaci eliminado por los extremeños. Muchos jugadores canarios (Matías Marrero, De las Casas) y clásicos ACB como Albert Illa (Espanyol), José Alvarez (Granada). El americano fichado iniciada la competición era un '4' impresionantemente anotador como Richard Rellford.

Festina Andorra
La 'némesis' del Cáceres lo tuvo claro: llevaba años persiguiendo el ascenso y lo logró por la vía rápida. No era raro si se tiene a Sergi López de base, el legendario José María Margall de alero y, sobre todo, aquella máquina de encestar que era Ray Smith. Los demás trabajaban para estos tres, con un poco más de protagonismo para José Manuel Bermudo --delegado del actual líder de la LEB, el River Andorra-- y Carles Farfán.

Prohaci Mallorca
Desde luego, el basket no tiene suerte en la gran isla. Lo estuvieron persiguiendo años y años con distintos proyectos y nada. Aquí también se puede decir que hubo bastante pasta: a jugadores muy 'de Primera B' como Guillermo Coll, José Luis Bernal, Mario Aguado o Joan Estany se les unió otra plata en Los Angeles-84 como Juanito de la Cruz (ya muy mayor, es cierto) y el enorme puertorriqueño Jerome Mincy, aquel tipo que todavía está esperando sacar de fondo.

Juventud Alcalá
Un equipo a la baja, con menos presupuesto que los años anteriores porque Caja Madrid había abandonado el patrocinio principal, pero ganó en Cáceres un martes bastante tonto. En sus filas podéis ver con el número 12 a un José Antonio Paraíso de 20 años que aún jugaba como pívot. Por lo demás, jugadores del entorno de Madrid sin grandes nombres. Se salvó en el 'playoff' de permanencia ante el Melilla (3-1).

Monte Huelva
Tampoco era un gran equipo, creo yo. Sí había una promesa que acabaría jugando en el Multiusos, Joffre Lleal, y uno de los mejores nacionales de la categoría, Pepón Artiles. Luis Blanco había jugado en el Caja de Ronda, pero tampoco era una figura. El americano era Thomas Gneiting, un mormón que había sido temporero en el Barcelona y que más bien era un especialista defensivo y reboteador.

Caja Badajoz
Ay los pacenses, siempre soñando con subir al calor de Las Palmeras o el Entrepuentes. Dirigidos por 'Pirulo' Fernández, en su plantilla apenas hay nombres que no jugasen minutos de mayor o menor importancia en la ACB: Jordi Creus --el hermano de Chichi--, Herminio San Epifanio --el hermano de Epi--, Paco Solsona, Manolo Álvarez, Paco Criado, Ricardo García... El americano, con esa calva que brillaba tanto, era Kenny Perry, jugadorazo quizás demasiado pendiente de sus números.

Lagisa Gijón
Algunos aficionados cacereños siempre recuerdan el viaje a Asturias para apoyar al equipo: fueron 36 y se ganó por 14 puntos, dando el nombre a la peña. El Lagisa hizo una temporada bastante digna, sobre todo porque tenía a aquel tremendo jugador ofensivo llamado Bob Harstad, en lo que fue su primera experiencia española. Entre los nacionales, el mejor era López Corcuera, un buen triplista, bien secundado por Pérez Campoamor. ¿Alguien recuerda a José Carreño? Sí, uno de coleta...

Guadalajara
Era filial del Real Madrid, lo que le permitió tener a algunos jugadores que serían muy importantes en el futuro en el baloncesto español, fundamentalmente el base Pepe Lasa y el escolta Isma Santos. Ricardo Peral acabó siendo una decepción. También llegaron a la ACB Nacho Castellanos, Martín Ferrer, Roberto Bustamante y Jerónimo Bucero, este en el Cáceres en la 97-98. El entrenador era "Chuchi" Carreras, que apenas un año antes había ganado la Copa del Rey con el CAI. Zona media.

Askatuak
Equipo de perfil bajo, con varios jugadores de la tierra y un americano normalito como Charles Pittman, al que acompañaban en el interior dos grandes que habían tenido su oportunidad en ACB, Edu Santos y Abel Amón. Por fuera, hombres experimentados en la categoría como Nacho Herreras (León) y Edu Polo (Caja Badajoz), pero ninguna referencia clara. Sí lo sería con el tiempo Quini García, que se consolidó en Murcia como '3' defensivo. Derrotó al Santa Coloma en el 'playoff' de permanencia.

Unicaja Melilla
El equipo más flojo de la competición, descendiendo alf inal. Era filial del Unicaja de Ronda, que echó mano de su americano Edward Amos para sustituir aquel fiasco llamado Ralph Sampson. De nada valió traer al súper anotador Joe Wallace. En sus filas podía encontrarse a Chus Lázaro, que después estaría muchos años en la ACB, y a Fernando Mateo, un ala-pívot de la cantera del Madrid con mucha calidad. Fijaos que hasta vestían de amarillo, y no de azul.

Hospitalet
El Cáceres estuvo a punto de comprarles a los catalanes los derechos, y no al Bosco de Vigo, en una historia que contó bien el amigo José María Ávila aquí. Al final salieron con varios nombres bastante majos: Jordi Puig, David Berbois, Pepe Palacios (ex Barcelona), Juan Alsina y un americano de muchas garantías como Victor Anger. Pero el club tuvo bastantes problemas económicos y no llegaron a nada.

Basketmar Coruña
Ahora Coruña vuelve a estar de moda en lo baloncestístico y aquel año dieron bastante guerra. Había buena plantilla: el experimentado base Tito Díaz; el menor de los Arcega, Joaquín, y un americano efectivísimo como Mike Giomi. Tampoco faltaban clásicos de la Primera B como Jesús Sanguino, Fernando Vidal o Andrés Cadahia. Lo entrenaba Luis Folla (abstenerse chistes fáciles, gente).

Santa Coloma
Bajaron, ya lo he dicho arriba. Una plaza clásica del baloncesto español que construyó su equipo alrededor de Cherokee Rhone, un americano que había sido clave para que el Elosúa León de Aranzana subiera. Entre los nacionales, Tony Espinosa sería los siguientes años un banquillero habitual en Girona, mientras que el resto no llegó demasiado lejos. Hay un Enric Pla que no sé si es padre del base del Palencia que tuvimos por aquí. Tendré que enterarme.

Obradoiro
Gris temporada de un club enfrascado en conseguir su plaza en ACB por aquel asunto de la alineación indebida del Murcia. Buenos tipos había, sobre todo el mítico Jimmy Wright. Pero Fran Dosaula, Miki Abarca y Quique Azcón --quizás el jugador más bajito que haya jugado nunca en la élite, con su 1,70-- venían de la máxima categoría. Por cierto, también estaba José Luis Ferreira, del que escribo hoy en RetroACB.

Cáceres
Quizás hay que desmitificar ya aquello de que era una plantilla de muy pocos nombres. Juan Méndez logró cinco ascensos en su carrera, Jordi Freixanet llegó a ser internacional absoluto, Jiri Okac era un referente en una Checoslovaquia que había echado a España de un Eurobasket, Pepe Benedé, Gabi Abrines, Angel de Pablos, Toni Romero y Santi García acabarían jugando más o menos en ACB... Pero en fin...

domingo, 4 de noviembre de 2012

1-4, sí. ¿Y?

Hay que ver la que estaría cayendo si, a la altura de la quinta jornada de una de las últimas campañas, el Cáceres llevase el mismo 1-4 que ahora. Y sin embargo no está cayendo nada. O casi nada. El típico que critica siempre, pase lo que pase, y poco más. Yo creo, como creo que ya he dicho más de una vez, que el entrenador es más leñero con el equipo que el aficionado medio.

¿Por qué? Posibles causas.

1. Es público y notorio que el equipo se construyó con poco dinero y mucha juventud. La exigencia no puede ser la misma.

2. El aficionado que está siguiendo este año al equipo no es el oportunista al albur del resultado, o de los nombrecitos. Es el aficionado al que le gusta el baloncesto por encima de todo y que disfruta de la segunda categoría nacional.

3. El estilo del equipo es atractivo, al menos en su idea primigenia. En su ejecución, ya lo estamos viendo, es a veces sublime y a veces cadavérico.

4. Hay cierta impresión de que esta locura acabará funcionando razonablemente. Al menos yo la tengo, no sé muy bien por qué. Me baso un poco en lo ocurrido en La Palma, donde el 'método Frade', con plantillas similares a esta, fue de menos a más.

5. Es la temporada para hacer el tonto todo lo que se quiera. O casi. En la LEB de hace cinco años te las hubiesen dado hasta en el carnet de identidad, quizás instalado desde el furgón de la zona desde el descenso desde el principio.

¿Qué tiene que cambiar?

1. Los tiros libres. No se puede hacer nada si se mete apenas un 60%. Y cuando el jugador que más tira, Olu Ashaolu, no llega al 50%. Lo de Antonio Peña el viernes fue desesperante.

2. La búsqueda de un referente. Creo que este entrenador no es muy de referentes, al menos en pista. Pero se esperaba eso más o menos de Braydon Hobbs y está patinando escandalosamente. DVO es un jugadorazo, pero es normal que tenga cierta 'fiebre de crecimiento'.

3. El reparto de roles. También relacionado con esto último: es algo buscado que no haya titulares ni suplentes. Todos los jugadores, excepto Medina, están entre los 25 y los 13 minutos de promedio. Y curioso que Medina estuviese en pista en el minuto final de Palencia. Frade no se casa con nadie, pero quizás estaría bien delimitar mucho mejor el papel de cada jugador.

Esperemos que estos dos partidos seguidos en casa nos arrojen un poco más de luz alrededor de este proyecto. No será fácil ni ante Lleida ni ante Rioja, pero es una buena oportunidad.