miércoles, 7 de mayo de 2008

Tres jóvenes también que recorrieron la autovía




Con motivo del partido de la primera vuelta entre Cáceres y Plasencia os hablé de los prolíficos años de vinculación entre los clubs de las dos ciudades. Podéis revisar el artículo pinchando AQUÍ. Hoy me referiré sin extenderme demasiado a los escasos jugadores que durante los últimos años han jugado en el equipo de un sitio siendo del otro. Tres casos que invitan a la reflexión, tres pequeñas historias humanas de jugadores bendecidos por la capacidad de jugar al baloncesto habiendo nacido en Extremadura.


El caso más llamativo es actualmente el de Miguel Angel Conejero, formado íntegramente en la cantera del Cáceres y que, tras pasar por Mérida y Doncel en EBA, dio el salto a la LEB Plata con el Plasencia el verano pasado. Es un chico que ha desarrollado un físico impresionante, desmintiendo a todos aquellos que pensaban que, por otros motivos, no iba a llegar a ninguna categoría íntegramente profesional. Conejero lo ha conseguido y ha sorprendido a muchos en esta temporada incluso mostrándose muy activo en ataque, aunque sus cometidos sean principalmente la defensa. Juan Pablo Márquez le llegó a sacar de titular en el partido de la primera vuelta para intentar frenar a Harper Williams, pero no le salió demasiado bien.


Le recuerdo jugando en el EBA del Cáceres haciendo pareja interior con Juan Sanguino. Piti se lo llevó luego al Mérida, pero ahí todavía no había explotado del todo. Siempre se le ha visto una especial capacidad para el tapón y el rebote ofensivo. A poco que ha mejorado su mano se ha convertido en un jugador súper útil que no tendrá problemas para encontrar equipos en, al menos, LEB Bronce. Aún es joven y tiene espacio para progresar si le dan confianza.


No es el único cacereño del actual Plasencia Galco. El junior Carlos Ferreiro ha debutado esta temporada en el equipo (apenas seis minutos en cuatro partidos). Su fichaje causó polémica el pasado verano, cuando decidió no continuar en la fusión de las dos canteras cacereñas --Cáceres y San Antonio, su colegio-- y aceptar la beca que le ofrecía el Plasencia, que además le prometía integrarle en la dinámica del primer equipo. Sobre Ferreiro, que no deja de ser un chaval joven con sus virtudes y sus defectos, se han dicho siempre maravillas en las categorías inferiores del baloncesto español, atrayendo incluso el interés de varios grandes como Real Madrid, CajaSol o Unicaja. Le acompañaban una mezcla de físico felino con talento a raudales que le convertía en el jugador dominador de la competición en la que participase.


Sin embargo, no sé si su decisión de irse a Plasencia le ha salido del todo bien, por ahora: no ha podido llevar a su equipo al título del campeonato junior y ha desaparecido de las convocatorias del primer equipo. Quienes le quieren en Cáceres afirman que le hubiese venido mejor quedarse, jugar minutos en el Circuito Sub-20, ser la estrella del campeón regional de su edad y arañar algún minuto en LEB Plata, como han hecho varios de sus compañeros de generación. No se le puede negar ambición: hace unos años, cuando tenía apenas 14, me dijo en una entrevista algo así como "sé que no me sentiré bien si no llego al menos a la ACB". Ahí queda eso.

El camino contrario recorrió hace unos años el placentino Mario Plata, que fue becado por el Cáceres Destino Turístico (denominación del Cáceres inmediatamente post-ACB) en la 2003-04. Plata era el base-escolta jugón que en infantiles, cadetes o juniors, si se ponía, podía llegar a la cifra de puntos que quisiera, un poco como Dani Callejo, Lorenzo "Chipi" Díaz o el propio Carlos Ferreiro. Dominadores a su antojo ante jugadores de otro nivel. Aunque apenas jugó en aquel complicado año en LEB, consiguió que el Caja San Fernando se fijase en él y le incorporarse para su cantera, donde tuvo minutos en EBA junto a un cacereño que le acompañó en la aventura, Víctor Lajas. La temporada pasada regresó al Plasencia Galco, donde, pese a lo que se anunció en un principio, no le dieron mucha bola. Tanto fue así que, me cuentan que algo hastiado de baloncesto, ha aparcado el sueño de triunfar en las pistas a nivel profesional y se ha centrado en estudiar una carrera en lo que parece una reflexión muy madura.


Hasta aquí el pequeño repaso a estas pequeñas historias. Si queréis leer más sobre el derbi, hoy he publicado en El Periódico un repaso a la trayectoria de ambos equipos esta temporada. También he escrito para el blog de J. A. Bola "Baloncesto desde Cáceres" un análisis uno por uno de los jugadores del Plasencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El problema de Carlos Ferreiroyocreoque son las malas compañías que tiene en cáceres.no se le ve mal chaval,pero sus amigos estan cada dos por tres en pelea,bebiendo,fumando y se deja arrasrar un poco por esa dinámica.espero que no se quede en un buen jugador joven y llegue a lo más alto