sábado, 1 de mayo de 2010

Una morcilla a medio comer


Es hora de acostarse, que nadie lo dude. Las cuatro y pico. Ha sido un día largo, de 500 y pico de kilómetros, de un montón de frases escritas, de varias actualizaciones en el blog de esta "experiencia piloto" gracias a mi periódico. Lo del partido de anoche casi me queda borroso cuando hay tanta intensidad y tanta fe para que la tecnología te funcione y no te quedes rezándole al dios Gates que él (y el wifi) no te fallen.


Después del partido (supongo que habréis podido leer la croniquita express, el ambiente y los vestuarios en la web de El Periódico Extremadura) queda una sensación agridulce, como de "con un poco más que hubiéramos hecho, les hubiéramos ganado". Creo que en la vida solo se puede avanzar cuando miras las cosas en positivo, aunque con autocrítica. Difícil mezcla, ¿no? Pero el comentario que más he escuchado en estas últimas horas ha sido en esa línea: "si jugando mal durante más del 60 por cierto del partido hemos conseguido ponerles los eggs de corbata, a poco que mejoremos podemos ganar mañana". Yes, we can, el mismo eslogan el Cacereño de Angel Marcos (vamos, chicos, el olímpico de Las Capellanías debe fundir al Tenerife B...).


Lo de esta noche ha sido una morcilla a medio comer, como la que ilustra esta apresurada entrada a lo Tom Wolfe desde la sexta planta. En realidad, la foto la he sacado hace un par de ratos en La Favorita, un mesón del centro en el que nos han atendido de escándalo con diversas viandas. ¿La estrella culinaria? pues ya veis: esa morcillita que tampoco tiene mucho que envidiar a las de Arroyo de la Luz, para qué vamos a engañarnos. Como cuando te dicen que los jamones de Guijuelo son de cerdos from Extremadura...


La otra mitad de la morcilla nos la podemos comer el domingo a poco que las cosas salgan un poquito mejor: una puesta en escena un poco más enchufada y un arbitraje menos "de playoff" que no sea tan complaciente con el de casa y que solo compense cuando el viento va muy en contra del de fuera. Irse con 1-1 a los partidos del miércoles y el viernes sería un subidón. Muchos coincidíamos en que hay una diferencia de 1.500 entradas vendidas...


¿La marcha de Burgos, pregunta algún noctámbulo empedernido? Tampoco para tirar cohetes de ningún tipo. Parece obligatorio que en todos los lados haya un sitio llamado "El Buda" y allí acabamos los cacereños, pero en fin, me fui a la calle con la clásica sensación de "los mismos perros con distintos collares". No escuché ni a la Nacha Pop ni a Iván Ferreiro ni a Blur ni a Nirvana. Así es que ahí lo dejamos. Mañana espera un día intenso, aunque no haya partido. Desayuno a las diez y media y luego entrenamiento. Y la cama del Puerta de Burgos --por mucho que no se merezca las cuatro estrellas-- aparece ahí a mi espalda, tentadora, brutalmente grande para ayudarme a digerir la media morcilla ingerida y al Buda. Mañana os cuento. Esto va para largo. Gracias por seguirme.

1 comentario:

Anónimo dijo...

'Mu' bueno, Ortiz