martes, 12 de octubre de 2010

Miguel Angel Reyes revisitado

Hace unos días publiqué en el periódico un pequeño reportaje sobre Alex Reyes, el hijo de Miguel Ángel Reyes. Para quien no lo hizo, puede leerlo aquí, con el matiz, como dice uno de nuestros ácidos comentaristas en la web, que el chico fue convocado por el Blancos de Rueda Valladolid y no por el Grupo Capitol Valladolid. A veces uno tiene lapsus realmente imperdonables, como cuando no hace mucho me referí a David Mediano como “David Movilla”. En fin, siempre me han gustado mucho las gambas, aunque a la plancha.




Aprovecharé para trazar mi particular perfil sobre Miguel Angel, digamos que como complemento a esa información sobre el muchacho. Mi primer recuerdo sobre Miguel quizás se remonte a 1983. Le vi bajar las interminables escaleras que conectan la zona de la plaza de Colón con Médico Sorapán. Era el tipo más largo con el que me había tapado en mi vida. Unas piernas larguísimas, oiga. Poco después, el Forum le vio y se lo llevó para completar su formación baloncestística, que había sido más bien escasa en Cáceres. Ya por entonces debía medir los 2,08 desde los que fundamentó su carrera.



Es curioso pero por entonces a Miguel Angel Reyes nadie le conocía así, como más bien por su segundo apellido, “Sanguino”. Cosas que pasan. Era la gran esperanza del basket local y pasó a serlo de la canasta pucelana, en una generación interesante con gente como Lalo García, Silvano Bustos, Víctor Fernández y algún exportado más como Alex Bento y el polémico (para Cáceres) Fernando Tomasiello. El caso es que Miguel, que entonces jugaba más bien de “4”, prometía, y mucho. Debutó en la ACB con apenas 18 años con el Forum, acudió a las selecciones nacionales de categorías inferiores y hasta fue invitado en la absoluta (8 veces internacional). Era rápido, tenía buena mano, poseía cierto instinto y una envergadura increíble.



Tuvo la ocasión de compartir pista muchos minutos con Arvydas Sabonis y hasta con Juan Antonio Corbalán en aquel regreso temporal que hizo en Valladolid. Hasta se habló de que Barcelona y Real Madrid habían llamado a su puerta. Sin embargo, donde terminó fue en el equipo de su ciudad, en 1992, al calor del reciente ascenso. Como golpe de imagen, se decidió que los mejores cacereños que andaban por la ACB, él y Enrique Fernández, volviesen a casa. Con Enrique no hubo problema porque quedó libre tras la fusión-absorción Unicaja-Mayoral. Pero con Miguel hubo que pagar un traspaso que entonces resultó llamativo, incluso para un “grande”: 40 millones de pelas. Y otros 40 para él (más o menos) en cada una de las tres temporadas que firmó.



La historia amarga de Miguel Reyes en el V Centenario se basa más en esos motivos económicos que en los deportivos. Lo hizo yo creo que bastante bien, en plena transformación a jugar de alero, donde se creía que podía marcar diferencias como un nuevo “Andrés Jiménez”, pero no lo suficiente como para justificar un salario tan alto. Si hubiese que juzgarle por sus números en la pista, cumplió con creces; si la cosa se tenía que medir en cuanto a las expectativas y la inversión que se había hecho, desde luego que mucho menos.



La llegada de José Antonio Paraíso en su tercer año (compartieron pista una temporada, vaya “dupla” de “treses”, ¿no?) resultaría fundamental para que se marchase para no volver y prosiguiese una carrera más bien “de complemento” en Vitoria, Cantabria y hasta de regreso a Valladolid, volviendo a jugar muchos minutos de interior, por cierto. Además, su relación con la hinchada no fue nunca tan fluida como la que tenía su “hermano” Enrique, quizás algo más abierto a la sonrisa y con un sentido del humor bastante menos cáustico. A mí me dejó un cierto sabor extraño que un chico “de los nuestros” sobre los que habíamos depositado tantas esperanzas no siguiese, pero estas cosas pasan. No me gustan los tópicos, pero ahora se me viene aquello de que “nadie es profeta en su tierra”.



Hace mucho que no le veo. Vive entre Valladolid y Palencia, de donde es su mujer, Cuca. Quizás la última vez fue cuando vino comentando con Onda Cero un partido del Valladolid, todavía el Cáceres en ACB. Me contó que además se dedicaba a cuidar de sus inversiones en el mundo del arte y otras historias. Parece que también fue uno de los damnificados cuando Forum Filatélico se hundió. Espero que esté bien. Quizás no todos fuimos justos con él en su momento. Él al menos nos deja un legado: su hijo, a quien tuvo en la segunda de sus tres temporadas aquí, será a buen seguro el próximo cacereño en debutar en la Liga ACB.

2 comentarios:

lyman dijo...

Vaya actualización...impresionante...voy a tener que dejar de comentar un tiempo el blog (que no de seguirlo) para que sigas el ritmo...

Coincidí personalmente con Reyes en aquellos seminales campus del San Antonio en los años 94-95 (nacidos, por cierto, de la imaginación de J.A. Recuero, personaje de múltiples y complejas aristas y que forma, por derecho propio, parte de la historia del basket en Cáceres). Daba una imagen de un poco "sobradete" (copio el apodo), listo, con un humor muy de la calle, y un poco de vuelta de todo, aunque quizás no tanto y de verdad no se hubiera hecho del todo con Cáceres en su regreso. Evidentemente no tenía el especial carisma ni el encanto personal que tenía (tiene¡) Enrique, pero con los niños era muy agradable, y se integró con los monitores y luchó por el éxito de aquellos campus. Peculiar sí era: después de repartir los "uniformes" de los monitores, todos acordamos ir de color entero el primer día (azul) pero Reyes fue el único que se presentó con los pantalones rojos...las risas fueron contagiosas. Dudo que se acuerde de mi (era un niño de 17 años) pero guardo un buen recuerdo de él.

También en el plano deportivo. Apuntas muy pero que muy bien que aqúí se le juzgo por el sueldo de "estrella" con el que venía y se le exigió un tipo de juego que realmente nunca había realizado. Creció mucho con Sabonis al lado (semifinal de Korac incluida), mantuvo una buena línea y aunque el primer año en Cáceres no terminó de encontrar las mejores sensaciones, en el cómputo de los 3 años dió unas buenas prestaciones en los puestos de 3-4 (vaya pareja Paraíso-Reyes¡¡ lo que hemos llegado a tener); pero sí, creo que como bien comentas, la afición no fue justo con él ni en su salida.

Y respecto a su hijo, no nos queda más que esperar que sea un cacereño más en ACB lo antes posible.

Saludos

Juan dijo...

Anda que ya te vale haber estado 20 días desaparecido... Y a Lyman, lo mismo... que últimamente se prodigaba poco por aquí.

Sobre Reyes, mis recuerdos coinciden un poco con lo que comenta arriba el "mítico". También coincidí como monitor ese año en el Campus, y recuerdo a M. A. Reyes como un tipo correcto, y efectivamente cariñoso con los chavales. Reyes no tenía el carisma de Enrique, pero nunca le vi un mal gesto. No es que fuera alguien que te "ganara" como sí lo era Enrique, pero ni una mala palabra sobre él. Guardo un buen recuerdo.

En lo deportivo he de decir que varias veces salí del "V" pensando que era un jugadorazo. Quiero decir, había partidos en los que destacaba sobremanera, y te daba la sensación de que era un lujo para Cáceres. Sin embargo, era irregular, o al menos así le recuerdo... Un poco "Guadiana"... En cualquier caso, me pareció aceptable su rendimiento, y creo que mereció la pena tener un cacereño en la plantilla.

Le deseo toda la suerte del mundo, y me alegra saber lo de su hijo. Lo desconocía y me parece una gran noticia.

Vamos al post de arriba¡