Ha sido un fin de semana muy malo. El más triste que recuerdo en muchos años. Despedimos a Enrique esta mañana, pero no nos lo quitamos de la cabeza durante todo el rato. A mí me tocó trabajar, e imaginaos el ambiente de la redacción. Lamento que todo esto vuelva a sonar sobado sobre alguien que se muere, pero se nos ha ido un tipo muy especial, diferente, heterodoxo, que sin hacerse el simpático le caía bien a todo el mundo. Curioso que muchos hayan valorado sobre todo de él sus silencios. Yo me quedo con su carcajada descontrolada cuando nos intercambiábamos alguna puya, cuando le soltaba que él era el "Garbajosa de la maquetación" y él se partía de risa cagándose en mi santa madre entre dientes.
Como los plumillas somos así, algunos hemos intentado espantar las penas escribiendo, un poco como terapia. Lo hice yo unos minutos después de enterarme, en la anterior entrada de este blog. Lo hicieron muchos compañeros en la nota de urgencia que publicamos en el periódico, redactada creo por Almudena Villar. Lo hizo sobre todo mi hermano José María, que era su mejor amigo en la redacción en un obituario que a todos nos conmueve de lo bien que lo refleja. Hasta Félix Pinero le dedica una de sus poesías. Y la competencia le dedica un breve. Buen detalle. Gracias.
Más o menos se sabía que iba a morirse. Estas enfermedades que aparecen un buen día, hace tres meses, y ya no se van. Me contó su hermano Pepe en el tanatorio que Ache afrontó su destino con una enorme serenidad, dando instrucciones de lo que había que hacer con él, no queriendo ser una carga o un motivo de llanto. Pero aún no me creo que no le volvamos a ver, la verdad.
El otro día hablé de las fotos de baloncesto que hacía de vez en cuando y que le apasionaban, pero no caí en hablar de lo genial que era también diseñando páginas, la labor de la que principalmente se ocupó en el periódico. Y pensé en que muchas veces mi trabajo como periodista de basket lució más gracias a él, a que le puso un continente atractivo a los contenidos. Y lo voy a demostrar ahora mismo, con documentos, y también con sabor a canastas nostálgicas.
Os dejo el PDF de uno de los suplementos de inicio de temporada ACB (la 94-95) que con tanto cariño hacíamos cada septiembre. En la portada (son 16 páginas con mucha información, y muy interesante) se recoge que el diseño le corresponde a él. Muy bueno para los medios técnicos que había entonces y con la mezcla de sobriedad y espectacularidad que requiere un periódico. Tenéis dos opciones. Si picáis aquí (abrir en una ventana nueva) podéis leerlo sin necesidad de descargarlo (vía Isuu). Si os lo queréis guardar en el disco duro, aquí en megaupload.
Hay una coincidencia macabra. En el suplemento hay una página dedicada al Plasencia y al Doncel, por entonces equipos vinculados del Cáceres. Y, claro, aparece la foto del Doncel y se señala que el entrenador es Juan Antonio Dorado Segura, que murió el mismo día que Enrique en lo que es la otra noticia terrible del fin de semana.
Yo he necesitado doble terapia, Ache. Lo siento. Ya sé que nunca te gustó ser protagonista.
En fin. Otro día hablamos de si el Cáceres sale o no en LEB Oro. De todos modos, queda muy poco para el fin de la incertidumbre.
2 comentarios:
Me parece haber leído a los tres hermanos Ortiz escribir estos días sobre vuestro compañero fallecido, al que yo no conocía, y se trasluce un enorme pesar. Se nota un cariño y un "roce" cotidiano de costumbre de esas bien adquiridas. Así que me queda deciros que mucho ánimo y que, aunque maldito consuelo el que significa, todas esas líneas sentidas y desgranadas al menos habrán sentido de alivio para aquellos que lo conocieran...extiendo el pésame a José María, si tiene a bien leer esto.
Un abrazo
PD Impresionante y muy completo el suplemento. Y sí, Vicario acabo en aquel Doncel...por cierto, premio al visionario del año al que escribiría lo de Darrell Armstrong: puro ojo clínico. Todo un acierto.
Gracias por el ánimo. La verdad es que, cuando uno pierde a uno de sus dos mejores amigos, el mundo se te viene abajo. En mi caso, me quedaré con miles de recuerdos y diarias conversaciones con alguien excepcional, en lo personal y en lo profesional.
En la cuestión del basket ya he recordado cosas, que ahora solamente nombro para no ser pesado. Me queda la gran aventura de Andorra; el viaje de Sevilla a cubrir aquel Cáceres-Argal por el cierre del pabellón con el que se inició la liga; las fotos de Gigantes, el diseño de aquellas páginas con las que creo que Enrique hizo historia en el periodismo regional con ese talento tan enorme... un legado ciertamente estupendo de alguien especialísimo.
Sirva esto para recordarle, una vez más, y para dar las gracias a todos en estos momentos tan duros.
Un abrazo
Publicar un comentario