sábado, 5 de mayo de 2012

El roto


Paisaje después de la batalla.
Me encanta este trabajo. Y me encanta sobre todo esta parte de mi trabajo, cuando me mandan fuera y me toca contar cosas para que la gente, mi gente, las lea, se informe, o se desinforme, según alguno. Con las dificultades que hay muchas veces de cansancio, de la distancia, de esperar como un desesperado que el internet enganche para que no tengas que retrotraerte diez años y dictarle dos páginas por teléfono al pobre que está en la redacción.

Me encanta, ¿ya lo he dicho? Pero hoy, hace apenas tres horas, estaba probando el lado amargo de este asunto: tener que contar un hecho doloroso. Ya sabéis el resultado del partido, su desarrollo, la falta de opciones que ha habido desde el minuto 1, la senda de momentos humillantes que hemos tenido que digerir. Desastre, cataclismo, hundimiento... El diccionario está ahí. Ahora es difícil vender optimismo y de hecho empiezo mi crónica diciendo que lo único bueno es que sabemos que el partido de mañana empieza 0-0, pese al baño. Hay que levantarse.

Podemos entrar en estériles debates sobre si es mejor perder de uno en el último segundo o hacerlo de esta manera. No creo que haya una respuesta unitaria. Lo que sí sé es que mañana hay que aferrarse a esta historia, porque la experiencia de los dos últimos años nos confirma que es muy difícil levantar un 2-0 en contra, hayas competido o no en la primera parte de la serie.

Luego podemos entrar en un terreno peligroso: el de la actitud. Resulta complicado juzgar si realmente ha habido excesiva relajación o confianza. O, poniéndonos en lo peor, si la sensación general en el vestuario es que ya se cumplió ganando en Logroño y metiéndose en "playoff" y que a partir de ahora la exigencia real debe ser mínima. Ya digo que es un camino directo a las arenas movedizas. Sí me atrevo a hacer un poco de autocrítica: hemos minusvalorado algo a Burgos --me refiero a los medios-- con este rollo de que Dani López no estaba y que iban a tener solo un base. De eso no nos hemos acordado ni un segundo, porque cuando Aguilar ha podido dar síntomas de cansancio, el partido ya estaba decidido y daba igual. Hoy han sido un equipazo insaciable, trabajadísimo, brutal en defensa (para algo jugaban en casa) y consciente de esa terrible verdad del baloncesto: es más fácil meter la pelota cuando se tira debajo del aro. Recuerdo muy pocos partidos con tanta bandejita o mate.

Estoy cansado, un poco atorado. No voy a salir, contradiciendo una de las normas básicas del enviado especial. Quizás mañana. Esta gente del Ford Burgos es amabilísima, pero no he estado a gusto en la mesita que nos han puesto y he rezado mucho para que la cobertura 3G no se bloquease. Muchas veces el trabajo de uno de quien menos depende es de uno.

Mañana profundizaré un poco más, espero. Está por confirmar, pero imagino que habrá una pequeña sesión por la mañana y Gustavo hablará algo más. No me ha dado tiempo a estar en su comparecencia posterior ante los medios, pero me aseguran que ha dicho una frase lapidaria: "Solo hemos competido en la rueda de calentamiento". Estoy escocido, estáis escocidos los que lo habéis seguido desde Cáceres, lo están también los 20 héroes que han viajado hasta aquí... Me alegra que en ese vestuario también puedan estarlo. Es el primer paso para olvidarnos de esta negra noche con una tarde de domingo luminosa.

Buenas noches.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La verdad es que los que nos pegamos a la radio (admito que a una de Burgos por internet porque tanta publicidad y tanto corte en Radio Sansueña hace insufrible oírla) nos fuimos a la cama triste, al menos yo. Sinceramente esperaba más del equipo, mucho más. Y creo hablar por la mayor parte de la afición. Hay maneras de perder.

Pero como tú bien dices, cada partido es una historia y espero que los jugadores salga con el orgullo herido y sepan tener lo que hay que tener para intentar sacar algo positivo. Si no, malamente. Un 1-1 creo que crearía euforia y el viernes que viene el pabellón registraría una muy buena entrada. Yo ya estoy pensando a qué cuatro voy a invitar.

Pues nada, amigo. Que todo vaya bien por ahí y espero que mañana puedas contar algo bonito. Suerte!!!

Marco Mangut