martes, 26 de octubre de 2010

Otra vez dos entradas y un scan

Estoy un poco desvelado y he aprovechado para actualizar el blog con la misma fórmula que hace unos días: una entrada sobre actualidad, otra sobre el pasado y ésta de presentación, en la que también os adjunto el link para que descarguéis una doble página del Cáceres que he escaneado en el album de cromos de MC de la temporada 95-96, sólo apta para nostálgicos.

Aquí está, con mucha resolución, que se vea como es debido.

¿Me voy a acostar? No, quizás le pegue un poco al NBA 2K11...

Defensores de la ley

Un tema que me fascina es qué hacen los jugadores después de ser profesionales del baloncesto. Me refiero a los que no se hacen entrenadores, directores deportivos o siguen vinculados al mundillo, sino los que regresan a la “vida civil” con trabajos normales y corrientes como los de (casi) todos nosotros. Sin ir más lejos, José María Panadero ha entrado hace poco a dar clases de Educación Física a bestias como mi sobrino de 9 años en las Carmelitas. Es un tío que, con su retranca aparte, se ha sabido labrar un porvenir (estudiando una carrera, Magisterio) para cuando el baloncesto le abandonase. Porque no muchos son los que ganan suficiente pasta (y saben administrarla) como para vivir de las rentas. Hace no mucho contaban que Abdul Jelani, un mítico americano de la ACB en los 80, estaba en un hogar para “homeless” en Milwaukee. Los casos son innumerables. Y es que por que se te dé muy bien algo (el basket) no quiere decir que lo demás se te dé exactamente igual (la economía).




Hoy me voy a centrar en dos ex del Cáceres CB que han elegido profesiones bastante particulares, “especiales”: las que se relacionan con la ley y el orden. Sí, ya sabemos que el extinto club tiene buena vinculación con el tema después de los dos añitos en la presidencia de César García (¿cómo podía aquel hombre abarcar tanto?). Lo que sorprende un poco más es lo que ahora os cuento.



¿Os acordáis de Donald Whiteside? Sí, aquel base pequeñito, bastante intrascendente, que pasó un par de meses entre nosotros en la temporada 98-99. Otras veces le hemos mencionado. José Alberto Pesquera no acabó de dar con el “tercer americano” que quería: primero un ala-pívot (Reggie Jackson), luego un director de juego (Whiteside) y por último un escolta (Lamont Strothers). Ninguno de ellos dejó huella. No había mucho presupuesto para ello. El caso es que Whiteside fue un fichaje que sorprendió especialmente, ya que el equipo ya contaba con otros tres bases: Arcega, Bernabé y Paco García. Su aportación resultó irrelevante y no continuó. Parece que ese era su sino. Cuando de vez en cuando leo a Doug Smith y su estupendo blog sobre los Raptors en el Toronto Sun, algunas veces le menciona con sorna como uno de los peores jugadores que han pasado por Toronto (27 partidos en la 96-97).



Como todo americano que se haya dedicado a esto, Whiteside sí fue una estrella en su universidad, una bastante poco conocida, Northern Illinois, en su ciudad, Chicago (en cuyo aeropuerto, si se me permite la nota aparte personal, pasé uno de los peores ratos de mi vida). Pues bien, y ya llego, Whiteside, lógicamente ya retirado a los 41, forma parte del equipo de seguridad de la universidad. Ahí arriba le podéis ver, pertrechado como si hubiese salido de “Loca Academia de Policía”. “Sometimes a player's greatest challenge is coming to grips with his role on the TEAM”, dice en la web de la universidad. Es decir, que a veces para un jugador el mayor desafío es luchar por entender su papel en el equipo (se aceptan traducciones mejores).



En algo así ha debido pensar muchas veces en su vida Albert Berenguer, un jugador extraordinario que no llegó donde sus condiciones seguramente merecían. Por aquí pasó en la 2000-01 como apuesta de futuro de Manolo Flores, para que alternase los entrenamientos y algún minuto del ACB con el protagonismo máximo en el filial EBA (por cierto, equipazo aquel que jugaba en el Macayo Arena: Rufián, Sanguino, Conejero…). Era (y es, porque sigue jugando, en la EBA catalana con el Mollet) un alero zurdo estupendo, con un gran tiro exterior y también capacidad para entrar a canasta. En defensa tampoco esquivaba el choque. Pero quizás le faltaba algo de cabeza, de paciencia, de saber asumir su papel, como diría Whiteside. Si hubiera seguido el año siguiente, con Alfred Julbe en el banquillo, se hubiera podido desarrollar un poco más, pero estuvo implicado en un accidente de tráfico con Dani Callejo (¡que aún no había fichado!) y eso acabó con sus posibilidades aquí. En mi recuerdo quedan sus exhibiciones de casi 40 puntos en EBA y un partido ACB contra Girona en el que fue decisivo provocando la prórroga y provocando también a Larry Stewart, con el que no tuvo inconveniente en intercambiar unos empujones.



De Albert (que luego sí que fue importante en LEB en Los Barrios, Ourense…) me contaron hace no mucho que iba para mosso d’esquadra, la policía autonómica catalana, en la que ya está hace tiempo Oscar Cervantes (ganador de un concurso de triples ACB). No sé si completó el proceso de admisión. Espero que sí y que se gane la vida honradamente, ayudando a la gente, supongo que ya más asentado y más maduro.

Lo que cambia una canasta y un dato curioso sobre finales de partido

Hay que ver cómo esto del deporte, y del basket. Resulta que un tío que lleva un inicio de temporada más bien gris mete una canasta desde 8 metros en el último segundo (después de que el balón le cayese casualmente, porque la idea era una penetración de Carlos Cherry. Lo podéis ver en el minuto 21,50 de este link, vía Canal Extremadura) y todas las lecturas cambian. Qué distinto sería todo esta semana si Jeff Xavier no la clava en Huesca. Que si 3-2 está bien, pero por debajo de lo esperado, que si ya el día de Obradoiro se vio que no tenemos equipo, que si McCoy vuelve a las andadas, que si, que si…




Y el trabajo ha sido exactamente el mismo que si no hubiera entrado la canasta, los análisis deberían ser exactamente los mismos. El Cáceres 2016 va 4-1, un balance espectacular, una plantilla que promete con mucha calidad y con gente todavía por desarrollarse (empezando por el propio Xavier, al que se le ve, no sé, ansioso). Pero deberíamos decir lo mismo en el caso de que ese balón no hubiera entrado, pero sospecho que no lo haríamos. Yo seguramente el primero. Eso por no hablar que la cosa se hubiese torcido en los emocionantes finales de partido ante Burgos y Girona.



Es la tiranía de los resultados. Cuando son buenos, aunque sea por situaciones casi tan aleatorias como la de los últimos 8 segundos de partido en Huesca, todos tendemos a quedarnos con lo positivo, a mirar en optimista a lo que viene. Ahora hasta parece que el Melilla es una bandita que va a caer fácil el viernes. En fin… Baste el dato de que desde que se está en LEB Oro, quienes han ganado en los cuatro enfrentamientos que se han producido han sido los de la ciudad autónoma.



Con lo que me quedo es que este equipo compite, que no se viene abajo cuando se le ponen los partidos cuesta arriba. Creo que incluso el día de Obradoiro hubo buenos síntomas en este sentido, aunque eran tan superiores que… Pero fijaos en que ante Burgos, en Girona y en Huesca las cosas se pusieron realmente tiesas y hubo gente dando la cara, queriendo el balón, apretando los dientes. Luego ya que entren los triples en el último segundo es algo que no pertenece demasiado al trabajo que se realice con el equipo.



Otra cosa en la que quizás nos hemos equivocado es en pensar que en esta liga hay muchas “bandas”. Uno mira el listado y dice: “baj: Huesca, Alcázar, La Palma, Navarra, Tarragona, Lleida… Un montón de victorias fáciles que sacar”. Ya veis que no, que casi todos ellos están sacando sus partidos, que Huesca, que aún no ha ganado, pierde el domingo por una canasta estrambótica. Al Cáceres 2016 le aguarda algún disgusto en canchas como éstas. Y entonces habrá que acordarse de días como el de Huesca, en si realmente cogió el aviso. Lo único que no se puede perder es la fiereza, la profesionalidad.



Por último, he estado mirando un datillo que puede ser interesante: ¿Qué porcentaje de partidos igualados ha sacado el equipo en los últimos años? Si contamos sólo los encuentros decididos por cinco puntos de diferencia o menos (sólo liga regular), nos queda esto:



Temporada 2009-10: en casa, 5 victorias y 4 derrotas; fuera, 3 victorias y una derrota (la de Mallorca, con triple en el último segundo, por cierto). Total: 8 victorias y 5 derrotas.



Temporada 2008-09: en casa, 3 victorias y 2 derrotas; fuera, 5 victorias y 3 derrotas. Total: 8 victorias y 5 derrotas (¡lo mismo!).


Temporada 2007-08 (LEB Plata): en casa, 1 victoria (la de la primera jornada con palmeo de Gruber), 0 derrotas; fuera, 4 victorias, 2 derrotas. Total: 5 victorias, 2 derrotas.



Hay que sumar el 3-0 que ya se contabiliza esta temporada (+2 con Burgos y Huesca y +4 en Girona). Totales en estas tres temporadas y pico: 24 victorias, 12 victorias. Un dato excelente, ¿verdad? El tópico dice que los finales igualados se ganan un 50% aproximadamente. Pues resulta que con este equipo es rotundamente mentira. Si le queréis darle una explicación global, haber tenido a gente como Panadero, Harper Williams, Wayne Simien, Lucio Angulo, Carlos Cherry y Francis Sánchez que saben jugar este tipo de momentos es una posible clave.

martes, 12 de octubre de 2010

Triple actualización (incluye regalo "retro")

Me sentía un poco en deuda con los lectores del blog y os he dedicado la tarde. Tras leer estas breves líneas seguid hacia abajo y tendréis disponibles dos entradas más que he escrito, una relacionada con el presente y otra con el pasado.

Como regalo extra, también aquí en megaupload podréis descargar unas fotos "retro" que he escaneado en alta calidad: son de una colección de láminas que publicamos en el Extremadura con el equipo de la temporada 93-94 (uno de ellos es el que protagoniza una de las entradas). Os las recomiendo, merece la pena.

Disculpad estas semanas de silencio. Sugeridme la excusa tonta que queráis.

7 puntitos sobre el arranque

Dando un salto al presente, daré 7 pinceladillas sobre el inicio de temporada del Cáceres 2016.




1. Cáceres ¿2016? Con el disgusto generalizado en la ciudad por quedarse fuera en primera instancia de la carrera por ser la ciudad europea de la cultura (he echado de menos un poco de autocrítica, aunque es lo más difícil de pedir en el mundo, lo sé), surge un debate claro. ¿Debe seguir teniendo el equipo el apellido? A mí me chirría un poco, la verdad. No deja de ser una “marca perdedora”, un anacronismo como hubiera sido mantener el emblema “Madrid 2012” o “Madrid 2016” en instalaciones creadas para ello como La Caja Mágica. Lo que hay que aprovechar es precisamente la herencia, la inercia, la inspiración, para seguir dinamizando el deporte (de élite y de base) de la ciudad. Antes era con la excusa del 2016. Ahora no hace falta buscar otra. Simplemente por nosotros, porque nos lo merecemos, porque ya es hora de quitarnos complejos. Si quieren que el equipo siga con 2016, adelante. Pero lo importante es el apoyo.



2. Bien Mediano, pero sin volvernos locos. Me voy a salir un poco de la corriente habitual que lanza desmedidos elogios sobre el papel de David Mediano supliendo al lesionado Carlos Cherry. Lo que se confirma es que el club acertó cuando le dio el boleto a Perico Sala (ellos sabrán si va a costar dinero, que parece que sí, por pura lógica) y confió en Mediano para el papel de segundo base. Pero no hay que olvidar a Cherry ni creerse intocable porque se hayan ganado estos dos partidos sin él. Es el alma del equipo, el que va a rescatarle en los momentos de atasco, el que nos ofrecerá la auténtica cara del Cáceres dependiendo de su conexión con los interiores y su capacidad para jugar sin tirar tanto como el año pasado. Y habrá que ir con él a vida o a muerte.



3. Mucho oficio, sí señor. Cuando se tiene un equipo tan experimentado, qué menos que jugar con sabiduría los minutos finales. Y los anteriores. Saber manejar los partidos, en una palabra. No descolgarse de ellos cuando las cosas vienen raritas ni confiarse cuando has cogido la iniciativa. Es lo que más me gusta de lo que hemos visto ahora: ese saber estar, esa calma cuando la situación se endurece. Y es que una cosa fundamental en la que coincidimos todos es que hay mucha “pólvora” en la plantilla: casi todos tienen puntos en las manos: los del año pasado y los nuevos. Así va a ser difícil que haya tantos “apagones” en ataque como hace unos meses.



4. Sin complejos. Ninguno de los dos años anteriores en LEB Oro se habían ganado los dos primeros partidos. Esto va a dar una tranquilidad enorme a la hora de manejarse en el primer tercio de la competición. A poco que sigan yendo bien las cosas, el equipo va a estar siempre en zona de “playoff”, como mínimo, si no asomándose a las primeras posiciones con facilidad. Y lo mejor es que los partidos difíciles los va a tener ahora en casa, no fuera. Hay que intentar confirmarse el viernes en Girona, sí, pero todos pensamos en el Obradoiro el miércoles siguiente como referencia para saber si realmente se puede soñar con esta gente.



5. Una tontería que puede costar cara. Para llegar a algo en cualquier competición, hay que meter los tiros libres. Puede ser una obviedad, pero me ha resultado muy preocupante fallar tantísimos (60% de acierto, el segundo peor de la liga) en estos dos primeros encuentros. Esperemos que se quede en una anécdota. De acuerdo que no contemos mucho con McCoy en este sentido, porque es un jugador que ya en la NBA acreditó un porcentaje más bajo aún que “mitos” de esta estadística como Shaquille, pero sí que exteriores como David Mediano o Jeff Xavier estén un poco más acertados. Creo que Humphrey también es mejor tirando desde ahí de lo que ha aparentado. Por ahí se pueden ir muchos partidos (los igualados, evidentemente) si no se pone remedio. Estas cosas luego se convierten en una psicosis y ya no hay quien salga de ellas, como todos sabemos.



6. ¿Soñar, para qué? Soñar es precisamente el problema si todo sigue con tan buena pinta: la amargura de saber que un ascenso a la ACB no valdría de nada, más que de traernos frustración y recordarnos lo limitados para ciertas cosas que somos en esta comunidad autónoma. Creo que la Junta nunca se atrevería a apoyar esta historia tanto como se requeriría. Y no porque no tenga, pongamos, 4 millones de euros, si no porque no podría soportar lo que muchos dirían. Yo propongo que no pensemos demasiado en esto de momento, porque ya habrá la oportunidad de plantear el debate si hay oportunidad. Pero esa sombra me temo que siempre va a estar ahí, y es la que intuyo que la temporada pasada al Melilla le hizo pegar un bajón. Creo que cuando existe la presión y la seguridad de que se va a subir, como ocurrió en Menorca la pasada temporada, las canastas, no sé cómo, acaban entrando. Cuando no es así y todo es festivo y aleatorio, se acaba bajando el pistón. De todos modos, y para que tengamos perspectiva de que efectivamente aquí hay una plantilla fuerte capaz de aspirar a todo, habría que revisar una encuesta que hizo Solobasket hace no mucho entre un jugador de cada equipo de la LEB Oro (me sigo negando a lo de Adecco, por cierto) y casi todos daban a Cáceres entre los 3-4 favoritos.



7. Victimismo no, por favor. No lo comenté aquí, pero me gustó el acto de presentación oficial del equipo hace una semana en el hotel Don Manuel (muchos recuerdos “tonis”, lo sé). Se transmitió un encendido optimismo con el tema del 2016 de fondo, como si el baloncesto fuese a darnos la autoestima que nos ha quitado el jurado. Bueno, estuvo bien, ya digo, aunque tuve que irme a escribir y no pude quedarme al pincho posterior. Supongo que mi objetividad no se resintió. De lo que se dijo en el acto, lo único que no me gustó (y se lo dije a él personalmente) fue que José Manuel Sánchez, el presidente, soltase que “tenemos el octavo o noveno presupuesto de la categoría”. Yo creo que de eso no se trata, la verdad. Ese intentar pasar casi por pobres cuando todo el mundo sabe que este es un club de la zona alta de la LEB a nivel económico pues no me parece edificante. Luego él me reconocía que quizás era el “sexto o el séptimo”. Entiendo que Murcia y Obradoiro están lejos, pero a Melilla, Burgos, Canarias y Breogán hay que tratarlos de tú a tú. Eso ya estaría más ajustado, ¿no?

PD: La foto de arriba es un servidor con Jordi García y Gustavo Aranzana en la presentación, cortesía de Paco Mangut. Buen rollo, sí. Yo siempre le digo al entrenador que le quiero ver con las derrotas, con el viento en contra, a ver qué tal respira con la prensa. De momento solamente podemos decir cosas positivas de él en lo personal.

Miguel Angel Reyes revisitado

Hace unos días publiqué en el periódico un pequeño reportaje sobre Alex Reyes, el hijo de Miguel Ángel Reyes. Para quien no lo hizo, puede leerlo aquí, con el matiz, como dice uno de nuestros ácidos comentaristas en la web, que el chico fue convocado por el Blancos de Rueda Valladolid y no por el Grupo Capitol Valladolid. A veces uno tiene lapsus realmente imperdonables, como cuando no hace mucho me referí a David Mediano como “David Movilla”. En fin, siempre me han gustado mucho las gambas, aunque a la plancha.




Aprovecharé para trazar mi particular perfil sobre Miguel Angel, digamos que como complemento a esa información sobre el muchacho. Mi primer recuerdo sobre Miguel quizás se remonte a 1983. Le vi bajar las interminables escaleras que conectan la zona de la plaza de Colón con Médico Sorapán. Era el tipo más largo con el que me había tapado en mi vida. Unas piernas larguísimas, oiga. Poco después, el Forum le vio y se lo llevó para completar su formación baloncestística, que había sido más bien escasa en Cáceres. Ya por entonces debía medir los 2,08 desde los que fundamentó su carrera.



Es curioso pero por entonces a Miguel Angel Reyes nadie le conocía así, como más bien por su segundo apellido, “Sanguino”. Cosas que pasan. Era la gran esperanza del basket local y pasó a serlo de la canasta pucelana, en una generación interesante con gente como Lalo García, Silvano Bustos, Víctor Fernández y algún exportado más como Alex Bento y el polémico (para Cáceres) Fernando Tomasiello. El caso es que Miguel, que entonces jugaba más bien de “4”, prometía, y mucho. Debutó en la ACB con apenas 18 años con el Forum, acudió a las selecciones nacionales de categorías inferiores y hasta fue invitado en la absoluta (8 veces internacional). Era rápido, tenía buena mano, poseía cierto instinto y una envergadura increíble.



Tuvo la ocasión de compartir pista muchos minutos con Arvydas Sabonis y hasta con Juan Antonio Corbalán en aquel regreso temporal que hizo en Valladolid. Hasta se habló de que Barcelona y Real Madrid habían llamado a su puerta. Sin embargo, donde terminó fue en el equipo de su ciudad, en 1992, al calor del reciente ascenso. Como golpe de imagen, se decidió que los mejores cacereños que andaban por la ACB, él y Enrique Fernández, volviesen a casa. Con Enrique no hubo problema porque quedó libre tras la fusión-absorción Unicaja-Mayoral. Pero con Miguel hubo que pagar un traspaso que entonces resultó llamativo, incluso para un “grande”: 40 millones de pelas. Y otros 40 para él (más o menos) en cada una de las tres temporadas que firmó.



La historia amarga de Miguel Reyes en el V Centenario se basa más en esos motivos económicos que en los deportivos. Lo hizo yo creo que bastante bien, en plena transformación a jugar de alero, donde se creía que podía marcar diferencias como un nuevo “Andrés Jiménez”, pero no lo suficiente como para justificar un salario tan alto. Si hubiese que juzgarle por sus números en la pista, cumplió con creces; si la cosa se tenía que medir en cuanto a las expectativas y la inversión que se había hecho, desde luego que mucho menos.



La llegada de José Antonio Paraíso en su tercer año (compartieron pista una temporada, vaya “dupla” de “treses”, ¿no?) resultaría fundamental para que se marchase para no volver y prosiguiese una carrera más bien “de complemento” en Vitoria, Cantabria y hasta de regreso a Valladolid, volviendo a jugar muchos minutos de interior, por cierto. Además, su relación con la hinchada no fue nunca tan fluida como la que tenía su “hermano” Enrique, quizás algo más abierto a la sonrisa y con un sentido del humor bastante menos cáustico. A mí me dejó un cierto sabor extraño que un chico “de los nuestros” sobre los que habíamos depositado tantas esperanzas no siguiese, pero estas cosas pasan. No me gustan los tópicos, pero ahora se me viene aquello de que “nadie es profeta en su tierra”.



Hace mucho que no le veo. Vive entre Valladolid y Palencia, de donde es su mujer, Cuca. Quizás la última vez fue cuando vino comentando con Onda Cero un partido del Valladolid, todavía el Cáceres en ACB. Me contó que además se dedicaba a cuidar de sus inversiones en el mundo del arte y otras historias. Parece que también fue uno de los damnificados cuando Forum Filatélico se hundió. Espero que esté bien. Quizás no todos fuimos justos con él en su momento. Él al menos nos deja un legado: su hijo, a quien tuvo en la segunda de sus tres temporadas aquí, será a buen seguro el próximo cacereño en debutar en la Liga ACB.