Buenos días. Pensaba actualizar el blog contando mis días en la Copa del Rey, pero, cosas del nuevo periodismo, eso fue lo que hice ayer en el periódico. Resulta raro escribir en primera persona en mi medio habitual, pero lo he hecho. Espero que os guste, aquí está el link. Luego podemos ampliar alguna cosa en los comments, ¿ok?
http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/noticia.asp?pkid=428763
martes, 24 de febrero de 2009
viernes, 6 de febrero de 2009
FG14
Siguiendo con nuestro discontinuo serial sobre héroes del ascenso a la ACB, hoy le voy a dedicar unos minutitos a Felipe García, el "4" titular de aquel inolvidable equipo que ha vuelto hace poco a la ciudad para seguir a su hijo Alvaro, componente del equipo infantil de Melilla en el Campeonato de España. En la foto de aquí al lado de mi "compi" (palabra arcaica, lo sé) Rufino Vivas aparecen los dos en el V Centenario, donde lamentablemente el padre no llegó nunca a jugar.
Me hubiese gustado ser una mosca en la pared en la conversación que Felipe habrá tenido con Alvaro sobre los meses que pasó entre nosotros, cómo le explicó el momento cumbre de su carrera tanto individual como colectiva. Llevaba el 14, el número que Cruyff puso de moda en el fútbol para asociarlo con la genialidad, y realmente FG la tenía. Resultaba inexplicable que en un mercado nacional tan amplio como el que había entonces no hubiese cabida para él nunca en la ACB, porque muchísimos jugadores interiores de muchísimo caché (antes y ahora) deben envidiar su juego de pies en el poste bajo y su inteligencia ofensiva. Claro. El problema era la estatura para jugar por dentro, porque si bien oficialmente se daba que estaba en 2,02, no creo que superase los dos metros. Qué tontería. Muchos grandes reboteadores de la historia bastante reciente (Charles Barkley, Clarence Kea, Jerome Lane) tampoco los alcanzaban.
Debe ser difícil surgir como jugador profesional de baloncesto en Melilla, acostumbrado a las inevitables palizas en los campeonatos de España cuando eres un crío y sin una buena liga interna que te obligue a competir y a mejorar. Por eso era especialmente llamativa esa precisión técnica de FG, un dominio perfecto del arte de saberse ganar la posición y romper la cintura al pívot rival, partiendo de espaldas al aro y terminando casi siempre en una canasta acrobática y sucia, pero extrañamente plástica. El basket de los fundamentos, tan perdido en estos tiempos de fuerza bruta.
Nuestro protagonista destacó desde crío y tuvo su primer contacto con Cáceres en la temporada 87-88, cuando siendo apenas un junior le hizo más de 40 puntos al equipo extremeño que perdía en la ciudad autónoma por una diferencia escandalosa (¡¡¡+95!!!). Llamó la atención de Javier Imbroda, que entonces paría ese precioso proyecto que era el Mayoral Maristas reclutando a varios de los mejores jóvenes del país. Así se fue desde aquí Enrique Fernández y otros muchos que también llegaron a jugar en la ACB, como Nacho Rodríguez, Carlos Elejabeitia, Alberto Frías y el pacense José Pedro García, entre otros (tú también, Miguel Luna). FG no alcanzó el sueño, pero se quedó en un excelente (y decisivo) jugador de Primera.
Resulta curioso con el tiempo que en la temporada del ascenso no empezase de titular. Fariñas parecía preferir a Pepe Benedé, al que conocía más porque venía con él del equipo de Segunda. Pero poco a poco la cosa se fue haciendo evidente. FG pegaba más con Okac, aprovechaba mejor sus espacios, y los dos se tapaban mutuamente los defectos. Así se fue haciendo con la mayor parte de los minutos y Benedé y Santi García se convirtieron en los relevos especialistas.
Uno de los pocos peros del juego de FG eran los tiros libres y un fallo suyo desde 4,60 en uno de los partidos del "playoff" de Andorra evitó una victoria que hubiera sido clave. Pero aparte de eso, dejó un excelente recuerdo, más allá de la mitología de haber pertenecido a un equipo tan legendario. Esforzado, siempre dispuesto a una broma y, según todos, buen compañero, a FG le reservaba el destino una crueldad final en su paso por Cáceres. Renovó contrato tras lograrse el ascenso, como no podía ser de otra forma, pero tres semanas antes de empezar la liga llegó a un acuerdo con el club para romper el contrato porque ya no se le quería, sobre todo con la llegada de Miguel Angel Reyes. Aquello con perspectiva puede ser considerado un error. A muchos nos hubiese encantado ver qué podía hacer en ACB y nunca lo sabremos.
FG regresó a Melilla y apuró un par de años más en Primera antes de retirarse y buscar trabajo, que casi siempre ha estado relacionado con el deporte. ¿Le cogerá el relevo Alvaro García?
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