Me debato a estas horas por un lado entre el enfado y la decepción que conviven en toda persona vinculada al baloncesto cacereño y por el otro por la prudencia que obligatoriamente hay que guardar cuando todavía no ha concluido la temporada, aunque haya mucha pinta de ello. Menuda estupidez sería por mi parte ponerme aquí a descabalgar a todo dios de este proyecto si finalmente se meten en los "playoffs" (bastaría con una victoria ante Tarragona, pero jope, jope, jope...) y, por estas cosas que pasan en los deportes, ahí se llega más o menos lejos y la sensación y la cara nos cambian a todos.
Sin embargo, esto tiene un aspecto muy malo, como la de las bolsas de ensalada que están caducadas en tu frigorífico porque esa semana te has puesto "púo" de filetes con patatas. La lechuga está verde, pero ese liquidillo que suelta no te gusta un pelo. Nadie esperaba el derrumbe al que hemos asistido en las últimas semanas del equipo, primero más o menos solapado con las derrotas de fuera (compensadas por la solvencia en casa) y luego ya total, con un cúmulo de circunstancias negativas que no parecen tener fin, una dolorosísima decadencia para la que nadie encuentra solución.
¿Es solamente problemas de las lesiones? Hasta ahora quien me ha preguntado por el principal motivo de la crisis le he respondido esto, fundamentalmente. Resulta difícil mantener el nivel cuando en una rotación de 7-8 jugadores, al menos la mitad de ellos sufren problemas graves, malas recuperaciones, accidentes casuales, descaradas bajas formas... Pero está claro hace ya unos partidos que no puede ser simplemente eso. Casi todas las derrotas se han producido de manera holgada (aunque siempre pueda sacarse un dato positivo al que aferrarse, como ganar tres cuartos hoy o llegar en la pomada al último minuto del tercer cuarto ante Murcia). Resulta evidente ya la falta de confianza del equipo en sí mismo, su agotamiento físico y psicológico, su falta de reacción efectiva a los estímulos que hayan podido meterles dentro. No se puede perder tanto, en suma. No poder contar al 100% con varios referentes ha sido la puntilla a algo que ya empezaba a perder fuerza.
Es curioso. El otro día, antes del entrenamiento, vi buenas caras, cierta complicidad entre los jugadores, ganas de sacarlo adelante. Tuve una especie de epifanía, un momento de optimismo interior. Me sigo sin creer mucho lo de que el vestuario anda fracturado. También a Gustavo Aranzana le he percibido más seguro de sí mismo que hace mes y medio, cuando empezaron los auténticos problemas (aquella semana maléfica de Melilla-Navarra). Sin embargo, las derrotas erosionan a todo el mundo, todo el mundo intenta salvarse en estas situaciones límites que tanto daño hacen. Es un "sálvase quien pueda" que desde luego no suma. Hay que mantener la cabeza muy fría para recuperarse y no dejarse llevar por el "la temporada se ha ido a la mierda, a ver si se acaba cuanto antes".
PD: Por muy mal que acabe la temporada, incluso aunque no jueguen los playoffs, nada de lo que está pasando debería hacer cuestionar la continuidad de este proyecto, pero ésa es otra historia que ya tendremos tiempo de desarrollar más adelante.
1 comentario:
Pues muy duro la verdad. Varias reflexiones al hilo del tsunami que azota al equipo:
1.- El papel del capitán. Que no sé si “de facto” es Sanguino o Lucio. En cualquier gran crisis ( y esta lo es ) que pasa un equipo profesional, suelen salir los capitanes a dar la cara o pegar una voz. Si ha ocurrido, el público no lo sabe ( Ejemplos futboleros: Pujol, Xavi, Casillas, Antonio López –este todos los años de 3 a 4 veces-, Albelda…)
2.- El partido del viernes contra Tarragona creo que definirá el futuro de Aranzana. Si gana, creo que el club renovará su confianza en él. Si no, sospecho que no seguirá, salvo que pasara la 1ª ronda de play-off. Está claro que después de tantas derrotas, los directivos están contentos con su trabajo. Si no, supongo que lo habrían cortado. A mí me gusta, aunque admito que los resultados son duros.
3.- Coincido al 100% que si juegas con 7 jugadores más Mediano, y muchos de ellos se pasan la 2ª vuelta “tocados” o lesionados, el equipo deja de ser competitivo.
4.- Las 2ºas vueltas de este equipo desde su creación son ejemplos extremos. En años impares: extraordinarias. En años pares: muy malas. En ambos casos encadenando rachas interminables de victorias y derrotas. ¿ Simple casualidad o influencia endemoniada del entorno?
Abrazos,
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