Hoy 10 de mayo es un poco el cumpleaños de todos los que amamos el baloncesto de Cáceres. Ya han pasado 18 años desde aquello que no hace falta ni explicar. A veces puede pensarse que en general (y en particular este blog) en el mundo de la canasta de la ciudad tendemos a vivir un poco en el pasado, a regodearnos en las glorias pretéritas, a ser unos nostálgicos de esos que, de añorar lo ocurrido, son incapaces de disfrutar del presente o preparar el futuro. Y se equivocan, creo.
El 10 de mayo no es algo inmóvil que quede ahí como un ancla que impide avanzar. Es simplemente una inspiración, un recordatorio de que lo imposible puede hacerse realidad si todos estamos juntos. Cada uno tiene su propio 10 de mayo particular, hasta los que no lo vivieron. Pero ocurrió. Y sigue con nosotros para alimentarnos y hacernos sentir grandes y poderosos, eternos como el segundo que transcurrió desde que Sant Jordi soltó el balón y se depositó en el aro.
Aquí en pdf os dejo un documento curioso al respecto que quizás no hayáis leído todos: una doble página que hice en el Periódico publicada el 10 de mayo del 2007 con diez motivos para no olvidar el 10 de mayo en su decimoquinto aniversario (especialmente bueno el gráfico de mi compañero, el peculiar infógrafo Julio Regidor). No hay que olvidar que fue escrita cuando se cumplían casi dos años sin baloncesto profesional en la ciudad, con la fe de muchos erosionada por la travesía en el desierto. Sin embargo, el basket volvió, y lo hizo con fuerza. Y todos los días volvieron a ser 10 de mayo, si es que alguna vez habían dejado de serlo.
2 comentarios:
Como siempre, un aporte distinto, un punto de vista más ortodoxo que suma(en este caso el del reportaje que adjuntas, del que yo no tenía recuerdo).
No había nunca hilvanado el componente sociológico que tuvo el ascenso, ese efecto del que hablas y que se vivió en la ciudad como una sensación de que nos "conectábamos", que vivíamos también esa ola del 92 (y toda su fanfarria...vaya crack Fariñas¡) como todo el país, y de alguna manera lo canalizamos con ese estado de ánimo que formó el basket (venga, vale, reconozco que ahora mismo parece esto escrito por el mismo Valdano).
Y (enlazo, para no repetirme en el post anterior) es verdad como dices que nos sentimos (y sobre todo, nos "sintieron") como un clásico en la ACB, como un fijo, con sus altibajos, pero que cuando trincabas la guía al inicio de temporada, ahí estaba el Cáceres...
Y lo bueno es que eso pasa ahora de nuevo: no sólo tenemos basket de élite en la ciudad, sino que asimismo somos percibidos no como intrusos sino componentes naturales de la categoría; es más, todos van a pensar en nosotros como uno de los fijos y de los equipos punteros de la competición, no quizá como un favorito claro al ascenso o como un rival a batir, pero sí como uno de los rivales más duros, un "clásico" renovado cuyo destino habitual serán los playoffs de ascenso y pelear por ello (incluso si algún año hay suerte, conseguirlo)...esto es, claro, una herencia de ese 10 de mayo. Y desde luego un éxito. Disfrutemos.
¿Ha quedado claro lo que pienso de la temporada del Cáceres, verdad?)
Saludos
PD Por cierto, muchas gracias...
Como puedes imaginar me viene “ que ni pintado “ tu post del 10 de mayo. Post, por cierto que no he podido leer… por más que pincho en el pdf, éste me deriva a una página en la que descargo y no me aparece nada… En cualquier caso, mis recursos en informática son nulos, y por tanto será culpa mía…
Volviendo al tema que nos ocupa, recuerdo muy bien ese día… me pilló en las gradas con 15 años… Son días que se quedan grabados para siempre.
Vengo de Hamburgo, de soñar despierto durante 24 horas, que han sido maravillosas… el pre-partido, el partido, y sobre todo las 3 ó 4 horas de después y los 26 sms que recibí en el móvil durante ese par de horas.
Luego pienso en el deporte, que a veces, es la excusa perfecta para retomar el contacto o simplemente saludar a amigos de los que hace tiempo que no tienes noticias…
En definitiva, recordar fechas señaladas, como has hecho en tu post, sin lugar a dudas es justo y necesario, porque precisamente recordarlas es el mayor estímulo para querer emularlas de nuevo, e incluso superarlas.
Durante las 7 horas de retraso en el aeropuerto de Hamburgo, recordé nuestra reciente conversación con el sempiterno Lyman… Es emocionante y agradecido saber que tienes a gente, que aun no siendo de tu equipo, se alegra de verdad por el triunfo de otros…
Me sumo al P.D. anterior. Un fuerte abrazo.
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