jueves, 17 de noviembre de 2011

Análisis del primer cuarto y el futuro (justificación para mi "entrada de papel")



Nunca he pisado una facultad de Periodismo. Bueno, sí. La de Salamanca, pero fue para ver el sitio de trabajo de dos grandes amigos como Michi Huerta y María Rubio. Estudié Filología Hispánica (y la terminé, no sin cierto suspense, y suspensos) un poco por cuestiones "de rebote", vitales, pero también relacionadas con el propio periodismo y con el baloncesto. Ya lo he contado otras veces. En un momento decisivo de mi vida, ese en el que uno acaba el COU, preferí quedarme aquí fortaleciendo mi formación "in situ" en el periódico, sobre todo siguiendo al Cáceres CB, que acababa de ascender a la ACB con todo lo que eso supuso. Ganaba 35.000 pelas por 3-4 días por semana, pero era el tío más feliz del mundo.

Así es que siempre he sido lo que despectivamente se llama "un intruso". He tenido épocas de mayor y menor preocupación con esto, pero en general siempre me he sentido respetado y muy a gusto con la labor que hago, el modo en el que se me ha ido reconociendo con los años. Dudo que haber pasado por una facultad de Periodismo me hubiese hecho mejor de lo que soy, aunque también entiendo que a los chicos que están en ellas les fastidie que existan casos como el mío. Pero nunca he visto mi trabajo como algo exactamente profesional, sino artesanal, muy vocacional, específico y global al mismo tiempo, intuitivo, destinado para gente a la que no le importa echar muchas horas al día, salir de juerga y el día siguiente estar ahí otra vez al pie del cañón (odio esta expresión). No me importa una mierda decir que soy periodista, aunque no tenga Periodismo, porque soy periodista.

Tercer párrafo y pregunta habitual: ¿a qué viene esto? Pues... Ayer en la redacción escribí esto que se ha publicado hoy, un análisis del primer cuarto de la liga regular del Cáceres. Os invito a leerlo si no lo habéis hecho ya y si queréis charlamos de lo que pongo. Comentándolo con Jaime Jiménez Torbellino, el "tercer hombre" (y no por ello el menos importante, al contrario) de la sección de deportes, llegamos a una cierta conclusión, algo incómoda para mí: había muchaopinión, aunque no se notase demasiado.

En teoría (y sólo en teoría), opinar debe ser algo totalmente al margen cuando se hace información. Muchos periodistas opinan (y son muy conocidos por ello) y a veces piensan (o pensamos) que nuestra opinión vale más por trabajar en esto. Y realmente no es así, es una obviedad decirlo. Las opiniones propias son inevitables, pero tienes que intentar que no contaminen lo que escribes. Y que si se filtra tu visión en las cosas sobre las que informas, que sea sutilmente.

Lo que ha salido publicado no es una información al uso. Es más bien un análisis basado en datos, pero también en sensaciones. Hay generos del periodismo en el que se permite opinar, como en este, o en una crónica de un partido. No es lo mismo decir lo que pasó en el Cáceres-Lleida que en un debate Rubalcaba-Rajoy. La manga es más ancha en unos casos que en otros. Luego ya cada uno con su ética personal, por encima de lo que te imponga tu medio.

Jaime y yo nos sonreímos comentando la información. "Es un poco estilo blog", coincidimos. Quizás eso sea el futuro, ir un poco más allá de lo aparente, transgredir las normas, saltarse algunas barreras. Hace 20 años era mucho más fácil atraer a los lectores con tus informaciones frescas de cada mañana en el kiosko. Ahora tengo la sensación de que casi todo lo que escribo se queda viejo antes de salir a la luz. Por ejemplo, mañana iré a una rueda de prensa de Aranzana a las 12.45. En el periódico saldrá a las 8.00 de la mañana del día siguiente. El club habrá colgado el vídeo en la web. El auténtico aficionado que quiera saber lo que dijo también tiene la radio. Cuando se anuncia un fichaje, también puede investigar fácilmente sobre el tipo en la red: estadísticas, fotos y hasta cuestiones personales. Añadírselo al twitter, quizás. Todo muy instantáneo.

Internet ha completado casi el proceso de que la información esté disponible para todos en todo momento y que cada uno se construye su propio periódico en tiempo real. Y los periódicos no hemos tenido más remedio que regalar nuestro producto porque lo hacía el de al lado y porque daba prestigio. El otro día salía un estudio que decía que casi el 70% de nuestros lectores son digitales. Eso y el hundimiento del mercado publicitario por el rollo de la crisis nos está dando la estocada a los del papel. El Amazonas puede estar tranquilo: nos leen más que nunca, pero no vendemos un clavel.

Dije antes que quizás eso fuese el futuro, pero nadie sabe cuál es el futuro, ni los comunicólogos ni los ultra expertos que están todo el día dale que te pego filosofando sobre el tema. "El papel se acabará en el 2015" y frases así, profecías. Yo no sé exactamente, bastante tengo con pelearme todos los días con las calles, el teléfono y luego el teclado, y seguir disfrutando con ello cosa mala. Lo único que sé es que esto está cambiando.

1 comentario:

lyman dijo...

Reconozco que yo soy de los cree en la supervivencia del papel, así que no me sumo a los agoreros apocalípticos, pero tampoco creo que se pueda adivinar si estamos ante el fin de la "prensa escrita". Lo que es innegable es que el cambio que comentas se está produciendo ante nuestros ojos.

Me parece que fue contigo con quien comenté el razonamiento que el gran S. Segurola hacía del tono que daba actualmente a sus crónicas (prácticamente reducidas al Madrid) en su diario. Argumentaba que existía tal nivel de información al lector de un modo inmediato, que consideraba que debía ofrecer algo "distinto" al que compraba al periódico al día siguiente. Desde luego, alguien que ha visto tres veces el resumen de un partido, que tiene las estadísticas a golpe de clic, que más que presumiblemente tenga de primera mano las "reacciones de los protagonistas" (ay, el twitter¡¡), telediarios con bloques deportivos más amplios que los del mundo rosa, perdón política (quería decir)...no creo que se le deba dar de nuevo información al día siguiente, sino un punto complementario en el que, inevitablemente, la opinión juega un "papelazo". Yo, al menos, es lo que busco cuando leo a Segurola o Samano y, claro, cuando leo a los Ortiz o Hayward (sabes de que periódico, no??).

Cosa muy distinta es la sobredosis de información en la que vivimos, que no deja distinguir la paja del grano. Y lo peor es cuando los plumillas deportivos se dedican a disfrazar de información lo que es mera y pura opinión (o peor, invención o deseo)...como dice otro grande como Enric González (bueno él es más gráfico).

Abzs

PD Este nuevo periodismo nos permite vivir en tiempo real las reacciones del público cuando nuestro entrenador le echas las culpas de la derrota al que corta las entradas en el Multiusos...o casi.