Curioso papel el de los segundos. Algo paradójico. Cuando hay éxito, pasan algo inadvertidos, en un decimoquinto escalón del mérito, casi como palmeros, cuando seguramente su trabajo interno haya sido importante o clave, y más en el baloncesto de ahora, donde nada se deja a la improvisación. Pero cuando hay fracaso, tampoco nadie les echa la culpa de nada. El muerto se lo suelen llevar los jugadores y el entrenador, ese hombre al que han de apoyar a muerte aunque no siempre piensen como él y que es, por otra parte, alguien que se dedica a lo mismo y el día de mañana puede ser tu rival.
No sé qué tal se vive en esa dicotomía compleja. Está bien estar protegidos, currar en segunda fila, ser un gregario, esperar a ver qué pasa mientras cumples con lo tuyo. Pero no siempre, claro. Hay un periodo de crecimiento en el que te evalúas, a ver si algún día puede ser que tú tengas segundo. Es ley de vida. Se mezcla un poco todo: conocimientos, carácter, manejo de situaciones deportivas y extradeportivas y ese factor tan aleatorio que es el estar en el lugar justo en el momento adecuado. Como sé que os gustan estas listitas, echemos un vistazo a los segundos que se han sentado en los banquillos del Cáceres CB/2016. Es un buen ejercicio para saber qué se mueve en las tripas de un "assistant coach".
1. Ñete Bohigas.
No sé qué tal se vive en esa dicotomía compleja. Está bien estar protegidos, currar en segunda fila, ser un gregario, esperar a ver qué pasa mientras cumples con lo tuyo. Pero no siempre, claro. Hay un periodo de crecimiento en el que te evalúas, a ver si algún día puede ser que tú tengas segundo. Es ley de vida. Se mezcla un poco todo: conocimientos, carácter, manejo de situaciones deportivas y extradeportivas y ese factor tan aleatorio que es el estar en el lugar justo en el momento adecuado. Como sé que os gustan estas listitas, echemos un vistazo a los segundos que se han sentado en los banquillos del Cáceres CB/2016. Es un buen ejercicio para saber qué se mueve en las tripas de un "assistant coach".
1. Ñete Bohigas.
Nuestro prototipo de segundo durante mucho tiempo. Lo fue de Martín Fariñas, Manel Comas, Manolo Flores, Manel Comas otra vez, Alberto Pesquera y Luis Casimiro. Todo eso en once años en el puesto. Quizás demasiados, aunque eso indudablemente le dio un gran bagaje de conocimientos desde distintas perspectivas. Hijo de un histórico del basket local, Ñete era un jugador más bien normalito (una vez se enfadó realmente conmigo porque le definí como “mediocre base”; supongo que participa de esa tendencia del jugador a creerse mucho mejor de lo que es) y el puesto le vino fantásticamente para abrirse camino en un club emergente.
Con Fariñas su “feeling” era bastante peor de lo que parecía, con Flores empezó la cosa en romance y acabó bastante tiesa, con Comas se entendió fantásticamente, con Pesquera más bien regular y con Casimiro otra vez a las mil maravillas. Parecía que el puesto le era vitalicio e intuyo que tuvo que haberse buscado las habichuelas lejos de casa antes, pero ser ayudante en ACB es bastante más que ser primero más abajo y allí siguió, a la espera de que alguna vez le diesen una oportunidad a lo grande que no llegó.
Cuando se vio obligado a ello --Flores no le quiso ni ver en su efímero regreso en el 2000-- no le fue nada mal en principio. De él destaco una cosa aparte del conocimiento baloncestístico del que no se puede dudar de nadie de estos niveles: es muy equilibrado en esa relación entre amor y odio que hay que tener con los jugadores cuando se les entrena. Algo sin duda aprendido después de muchos años compartiendo pista con gente muy grande. Así es que completó una buena etapa en Plasencia, luego le dieron las riendas del LEB aquí y cumplió con creces en un escenario muy dificultoso en lo económico, más tarde ascendió con brillantez al Burgos y llamó la atención de la Federación Española, que le dio la selección cadete de Ricky Rubio que quizás se quedó algo corta con un bronce europeo en León.
Empezó entonces su retroceso, el que tarde o temprano encaran todos los entrenadores: salió mal de Burgos en LEB, cogió el banquillo de La Palma y se encontró con un club demasiado particular que no logró hacer suyo y luego dio un paso atrás volviendo a Plasencia, donde la exigencia no se correspondía con el dinero que había. Ahora sigue entrenando, ¿a que no lo sabíais?: al infantil "A" del San Antonio Cáceres 2016 donde juega su hijo. Quizás algún día vuelva a los banquillos profesionales, aunque parece algo desencantado de todo eso.
2. Mario Madejón.
Con Fariñas su “feeling” era bastante peor de lo que parecía, con Flores empezó la cosa en romance y acabó bastante tiesa, con Comas se entendió fantásticamente, con Pesquera más bien regular y con Casimiro otra vez a las mil maravillas. Parecía que el puesto le era vitalicio e intuyo que tuvo que haberse buscado las habichuelas lejos de casa antes, pero ser ayudante en ACB es bastante más que ser primero más abajo y allí siguió, a la espera de que alguna vez le diesen una oportunidad a lo grande que no llegó.
Cuando se vio obligado a ello --Flores no le quiso ni ver en su efímero regreso en el 2000-- no le fue nada mal en principio. De él destaco una cosa aparte del conocimiento baloncestístico del que no se puede dudar de nadie de estos niveles: es muy equilibrado en esa relación entre amor y odio que hay que tener con los jugadores cuando se les entrena. Algo sin duda aprendido después de muchos años compartiendo pista con gente muy grande. Así es que completó una buena etapa en Plasencia, luego le dieron las riendas del LEB aquí y cumplió con creces en un escenario muy dificultoso en lo económico, más tarde ascendió con brillantez al Burgos y llamó la atención de la Federación Española, que le dio la selección cadete de Ricky Rubio que quizás se quedó algo corta con un bronce europeo en León.
Empezó entonces su retroceso, el que tarde o temprano encaran todos los entrenadores: salió mal de Burgos en LEB, cogió el banquillo de La Palma y se encontró con un club demasiado particular que no logró hacer suyo y luego dio un paso atrás volviendo a Plasencia, donde la exigencia no se correspondía con el dinero que había. Ahora sigue entrenando, ¿a que no lo sabíais?: al infantil "A" del San Antonio Cáceres 2016 donde juega su hijo. Quizás algún día vuelva a los banquillos profesionales, aunque parece algo desencantado de todo eso.
2. Mario Madejón.
Se hacía raro ver en el banquillo del Cáceres CB a un segundo que no fuese Bohigas. A Flores le hablaron bien de Mario, un tipo bonachón, excelentemente dotado para la informática, muy ordenado, trabajador al máximo, prudente, muy fiel. Así es que habló con él y se lo quedó. Hay una cosa de él que me llama la atención: sigue teniendo contacto habitual con todo el que ha trabajado a su lado, lo cual dice mucho bueno. Con Flores solamente estuvo unos meses, pero luego ha seguido siendo muy amigo suyo. Con Alfred Julbe –año y medio de relación-- menos, pero quizás porque no casaban excesivamente sus dos personalidades, uno tan indescifrable y el otro tan llano. No se contó con él para el nuevo proyecto en LEB y le llamó Porfirio Fisac, con el que compartió aventuras y desventuras en Algeciras los dos años siguientes. A partir de ahí me parece que colgó la pizarra y se ha dedicado a puestos más "de oficina", aunque muy relacionados con el basket, como el que ocupa actualmente como director técnico de la Federación Extremeña. Hablan muy bien de sus clinics y sus opiniones son escuchadas en la FEB, dicen.
Me parece una persona muy conservadora, pero no lo digo en el mal sentido. No todo el mundo está dispuesto a coger la mochila y hacerse un interraril, por mucho que tengas 20 años y te gusten el chopped y las checas. Lo mismo pasa con lo de ser entrenador: es muy sacrificado ir de aquí para allá al albur de los resultados, esperar a que el teléfono suene cuando no tienes curro. Sí que es cierto que no ha sentido la llamada de “fuego” del banquillo y no pasa nada por ello. No sé qué tal cuadrará en su vida aquel 2-32 que completó con el equipo EBA en la segunda temporada de Julbe, cuando dirigía a los chavales y seguía en el cuerpo técnico. Doble trabajo pero poco lucimiento. Estoy seguro de que disfruta mucho con lo que hace ahora.
3. “Piti” Hurtado.
Me parece una persona muy conservadora, pero no lo digo en el mal sentido. No todo el mundo está dispuesto a coger la mochila y hacerse un interraril, por mucho que tengas 20 años y te gusten el chopped y las checas. Lo mismo pasa con lo de ser entrenador: es muy sacrificado ir de aquí para allá al albur de los resultados, esperar a que el teléfono suene cuando no tienes curro. Sí que es cierto que no ha sentido la llamada de “fuego” del banquillo y no pasa nada por ello. No sé qué tal cuadrará en su vida aquel 2-32 que completó con el equipo EBA en la segunda temporada de Julbe, cuando dirigía a los chavales y seguía en el cuerpo técnico. Doble trabajo pero poco lucimiento. Estoy seguro de que disfruta mucho con lo que hace ahora.
3. “Piti” Hurtado.
¿Qué decir más de él? Ha casi monopolizado el debate alrededor del baloncesto cacereño en los tres últimos años. Hablé sobre su "deconstrucción" aquí, cuando se hizo cargo del equipo en el 2007. Su salida se va perdiendo en una nebulosa lógica, aunque le sigo intuyendo bastante presente. Supongo que con el tiempo se podrá mirar con más perspectiva.
Escribiré sobre su faceta de segundo, puesto al que le elevó Julbe cuando sustituyó a Flores, con quien era simplemente delegado (acababa de sustituir al sempiterno Juan Luis Morán). No sé exactamente qué vio Alfredo en él para tomar esa decisión. Él quería más de un ayudante (una moda que en la ACB todavía no estaba tan instaurada como ahora) y le ascendió, seducido por un discurso nada tópico y cierta insolencia juvenil. Sin ser muy parecidos, desde luego, había más afinidad entre ellos que entre Julbe y Madejón, como he dicho antes. El caso es que Piti fue su hombre de confianza ese tiempo y lo siguió siendo unos años después, cuando le reclamó para uno de sus proyectos en Zaragoza.
Desde luego, Julbe ha sido una poderosa influencia en su carrera y también en su vida. No ya en la forma de concebir el basket, con una pretendida (y a veces vacía) apuesta por la modernidad y una cierta altura de miras en lo estético, sino en lo personal. Estoy seguro que Piti no leía tantos libros ni estudiaba tanto los periódicos nacionales hace diez años, cuando Alfredo irrumpió en su vida y casi le "adoptó". Fue una simbiosis bastante inequívoca en la que Madejón, sin existir malos rollos, se veía en un papel algo delicado.
Como segundo, Piti empezó a reinventarse muy bien en lo tecnológico, aprovechando muy bien las ventajas de la informática y del progreso de la edición de vídeo (el VHS debía ser jodío hacer lo que se hace ahora), algo que le acompañará ya siempre. Estoy seguro de que volvería a ser un buen segundo si la oferta fuese lo suficientemente buena, aunque claro, cuando se ha mandado tanto como él ha mandado en el Cáceres 2016, debe ser algo rarillo dar ese paso.
4. Angel de Pablos/Javier Bohigas.
Escribiré sobre su faceta de segundo, puesto al que le elevó Julbe cuando sustituyó a Flores, con quien era simplemente delegado (acababa de sustituir al sempiterno Juan Luis Morán). No sé exactamente qué vio Alfredo en él para tomar esa decisión. Él quería más de un ayudante (una moda que en la ACB todavía no estaba tan instaurada como ahora) y le ascendió, seducido por un discurso nada tópico y cierta insolencia juvenil. Sin ser muy parecidos, desde luego, había más afinidad entre ellos que entre Julbe y Madejón, como he dicho antes. El caso es que Piti fue su hombre de confianza ese tiempo y lo siguió siendo unos años después, cuando le reclamó para uno de sus proyectos en Zaragoza.
Desde luego, Julbe ha sido una poderosa influencia en su carrera y también en su vida. No ya en la forma de concebir el basket, con una pretendida (y a veces vacía) apuesta por la modernidad y una cierta altura de miras en lo estético, sino en lo personal. Estoy seguro que Piti no leía tantos libros ni estudiaba tanto los periódicos nacionales hace diez años, cuando Alfredo irrumpió en su vida y casi le "adoptó". Fue una simbiosis bastante inequívoca en la que Madejón, sin existir malos rollos, se veía en un papel algo delicado.
Como segundo, Piti empezó a reinventarse muy bien en lo tecnológico, aprovechando muy bien las ventajas de la informática y del progreso de la edición de vídeo (el VHS debía ser jodío hacer lo que se hace ahora), algo que le acompañará ya siempre. Estoy seguro de que volvería a ser un buen segundo si la oferta fuese lo suficientemente buena, aunque claro, cuando se ha mandado tanto como él ha mandado en el Cáceres 2016, debe ser algo rarillo dar ese paso.
4. Angel de Pablos/Javier Bohigas.
Cuando Ñete fue nombrado entrenador del primer Cáceres de LEB en 2003 llevó a rajatabla aquello de que tus ayudantes deben ser de absoluta confianza. Nombró a su hermano y a un amigo íntimo, héroe del ascenso. No sé exactamente como funcionó aquello, pero creo que Ñete es un tío al que le gusta llevar las cosas personalmente muy de cerca. Lo que queda de aquella temporada es todo el ruido del equipazo que se formó al principio y que se desmembró al no poderse pagar (Bryan Sallier, Derell Washington, Mike Higgins, Damon Johnson… qué cuarteto). Después, Javi se hizo especialista en EBAs (Doncel, Almendralejo) y ahora intenta sacar a flote a las chicas del Iber. Angel, tras aquel proyecto fallido del Ceres, se desvinculó bastante del basket.
5. Juan Pablo Márquez.
5. Juan Pablo Márquez.
La impresión de que el binomio no funcionó bien me lo confirma lo que ocurrió la siguiente temporada, la 2004-05, la que sería última del extinto Cáceres CB a nivel profesional. A Ñete la directiva le dio una enorme “guantá sin mano” (que diría mi madre) cuando le largaron a Javi y a Ángel y le impusieron (sic) a Juan Pablo como segundo. Al principio la reacción fue negativa, de desconfianza. Pero pronto Juan Pablo se ganó a Ñete con sus análisis, sus montajes de vídeo, su orden exacerbado para las cosas.
Márquez se intentaba ganar un lugar bajo el sol del baloncesto masculino. Tanto que hasta puso pasta contribuyendo al aval para poder salir. Hasta entonces, lo que sabíamos de él es que había batido el récord del mundo de las noticias llamativas cuando había dimitido del entonces Don Frío Cáceres cuando lo llevaba líder de la Liga Femenina 2 (años después lo volvería a hacer en el Qalat de EBA). Su trabajo cuentan que fue exquisito como ayudante, muy riguroso con todo, muy serio, muy “loco” por el basket. En realidad, como es él.
Los caminos volvieron a cruzarse con Ñete años después, cuando sorprendentemente fue destituido en Plasencia y sustituido por el que había sido su primero. Paradojas de la vida.
Ahora, ya sabréis, intenta salvar de la quema al Tarragona. Espero que lo consiga, sinceramente. Es un gran conversador sobre el baloncesto y sobre la vida, con unas teorías muy particulares sobre las cosas. “Eeeeeeeeeees que…”.
6. Mario Segalás.
Márquez se intentaba ganar un lugar bajo el sol del baloncesto masculino. Tanto que hasta puso pasta contribuyendo al aval para poder salir. Hasta entonces, lo que sabíamos de él es que había batido el récord del mundo de las noticias llamativas cuando había dimitido del entonces Don Frío Cáceres cuando lo llevaba líder de la Liga Femenina 2 (años después lo volvería a hacer en el Qalat de EBA). Su trabajo cuentan que fue exquisito como ayudante, muy riguroso con todo, muy serio, muy “loco” por el basket. En realidad, como es él.
Los caminos volvieron a cruzarse con Ñete años después, cuando sorprendentemente fue destituido en Plasencia y sustituido por el que había sido su primero. Paradojas de la vida.
Ahora, ya sabréis, intenta salvar de la quema al Tarragona. Espero que lo consiga, sinceramente. Es un gran conversador sobre el baloncesto y sobre la vida, con unas teorías muy particulares sobre las cosas. “Eeeeeeeeeees que…”.
6. Mario Segalás.
Llegamos al último de la lista, el actual segundo de Aranzana. Sobre Mario valgo más por lo que callo que por lo que cuento, porque nos hemos criado juntos jugando a las chapas (sin dobles sentidos, capullos) en el San Antonio y luego hemos compartido innumerables risas y menos risas en noches de farra adolescente y post-adolescente, aunque ahora ya no podamos copearnos tanto por nuestras respectivas obligaciones.
Circunscrito a lo baloncestístico (aunque como veis siempre es un poco proyección de lo personal), diré de él que es un auténtico obseso, que si sobre los anteriores se podía decir que ocupaban 24 horas al día al baloncesto, de éste se puede decir que ocupa 25 o 1543. Porque para Mario la vida es el baloncesto, desde que de crío era un jugador estelar del equipo del colegio (lástima, ahí donde le veis tan grandón se nos quedó pequeño para jugar de pívot) y salía casi llorando de rabia de los partidos que perdía.
Licenciado en Derecho y con un master en urbanismo, tenía algo dejadas las canastas hace unos años (también se hizo muy hincha del Cacereño) cuando le ofrecieron volver a entrenar (ya lo había hecho en Madrid) en el San Antonio, primero a niñas y luego a niños. Su exigencia sobre ellos era muy alta, pero los padres estaban encantados con ese “ogro” que se tomaba los partidos de los Judex como si fuesen de Euroliga. Seguramente su momento cumbre en lo personal fue el ascenso a EBA con el equipo del colegio en mayo del 2007, lo que algunos señalan como uno de los gérmenes para el nuevo proyecto.
Cuando se creó el Cáceres 2016, una de los primeros fichajes fue él. Como Fede Pozuelo duró poco, la pareja Hurtado-Segalás se fundó y ha cohabitado más o menos bien hasta la famosa marcha de Piti, pero como rara vez un entrenador y su ayudante son siameses, ahora Mario aprende del librillo de Aranzana igual que antes Ñete lo hizo de los otros. Y es que todo es una cadena sin fin…
Circunscrito a lo baloncestístico (aunque como veis siempre es un poco proyección de lo personal), diré de él que es un auténtico obseso, que si sobre los anteriores se podía decir que ocupaban 24 horas al día al baloncesto, de éste se puede decir que ocupa 25 o 1543. Porque para Mario la vida es el baloncesto, desde que de crío era un jugador estelar del equipo del colegio (lástima, ahí donde le veis tan grandón se nos quedó pequeño para jugar de pívot) y salía casi llorando de rabia de los partidos que perdía.
Licenciado en Derecho y con un master en urbanismo, tenía algo dejadas las canastas hace unos años (también se hizo muy hincha del Cacereño) cuando le ofrecieron volver a entrenar (ya lo había hecho en Madrid) en el San Antonio, primero a niñas y luego a niños. Su exigencia sobre ellos era muy alta, pero los padres estaban encantados con ese “ogro” que se tomaba los partidos de los Judex como si fuesen de Euroliga. Seguramente su momento cumbre en lo personal fue el ascenso a EBA con el equipo del colegio en mayo del 2007, lo que algunos señalan como uno de los gérmenes para el nuevo proyecto.
Cuando se creó el Cáceres 2016, una de los primeros fichajes fue él. Como Fede Pozuelo duró poco, la pareja Hurtado-Segalás se fundó y ha cohabitado más o menos bien hasta la famosa marcha de Piti, pero como rara vez un entrenador y su ayudante son siameses, ahora Mario aprende del librillo de Aranzana igual que antes Ñete lo hizo de los otros. Y es que todo es una cadena sin fin…