Me gusta el tren. ¿A quién no? Ver pasar la vida a través de esos ventanales, cambiar los paisajes, saborear el tiempo y un libro, sentir que en un viaje lo importante es el camino, no la meta. Nada que ver con esos autobuses donde, a pesar de medir 1,65, te das con las rodillas en el asiento de delante y con un poco de mala suerte tienes que aguantar a un maleducado al lado.
Soy un adicto al transporte público. Tampoco me queda otra. Me saqué el carnet en 1994, pero no lo he utilizado desde entonces. "Assistant coach" Segalás os podría contar la excepción, la única vez en mi vida que conduje un coche que no fuese el de la autoescuela. Y ciertamente no quedo bien, así es que... Mejor no le preguntéis. Pero no pasa nada. En esta sociedad de hoy pareces un apestado si no tienes coche. Sobre todo si eres tío. Pongamos un ejemplo de conversación cíclica en mi desmotorizada vida.
--¿No tienes carnet? No jodas...
--No. Bueno, sí. Pero como si no tuviese.
--¿Y eso? ¿Cómo es posible? ¡Qué coñazo! ¿Cómo vas a los sitios?
--Pues... En autobús, tren, taxi, me lleva un amigo, ANDANDO... Se pierde independencia, pero... Vivo en el centro en una ciudad pequeña. Mi trabajo está cerca.
--Coño, sin coche no se puede estar, hombre. No se va a ninguna parte hoy en día.
--Pues yo he estado en 14 países del mundo. ¿Tú en cuántos?
--Yo en... Esto... Mmmm.... ¿Cuánto actualizas el Bujacocesto, capullo?
Así es que he tardado más en llegar a los sitios por culpa de todo ese rollo de los horarios, las combinaciones, las teóricas incomodidades que tienen las estaciones, los aeropuertos, los "atracos" que he tenido que meter a veces a gente, los que me han metido a mí los taxistas... Pero se puede vivir sin ello, lo garantizo. Por cierto, alquilo plaza de garaje. Céntrica, eh. Sin coña.
¿A qué viene esto? ¿No era esto un blog de basket cacereño? Ah, sí. Vamos a ello.
El Cáceres 2016 viaja el jueves a Lleida. Según mis informaciones (que no siempre están bien tiradas, hay que reconocerlo) lo hace en autobús. Nada extraordinario. El ritual de lo habitual, que dirían los de Jane's Addiction. El viajecito no está mal en cuanto a kilómetros, pero vamos, nada a lo que no estén acostumbrados ya estos chicos, tanto en ACB como LEB Plata, Oro o la madre que las trajo... Hasta que los Medina's boys nos hagan el aeropuerto "Cano's Village", habrá que esperar a otras fórmulas. ¿Lo verán nuestros ojos?
Pero... Siempre hay un pero... El anterior Cáceres CB, con el actual entrenador del equipo ejerciendo de "assistant coach", protagonizó uno de los más estrambóticos viajes en la etapa ACB cuando se desplazó a Lleida en la temporada 2001-02... ¡en tren! Fue lo que técnicamente se llama "una Julbada". A Alfredo, siempre a contracorriente de todo, se le ocurrió que para romper un poco la dinámica de los viajes en bus sería bueno hacer uno sobre railes. Estirar las piernas, ir al vagón-cafetería. Mezclarse con la gente, fíjate tú. Casi inédito en el baloncesto profesional, exceptuando si los trenes son de alta velocidad.
Entonces no existía el AVE Madrid-Barcelona, lo que dificultaba más la historia. Cogieron ese talgo que salía tempranito (a las 10.00 aproximadamente) y llegaba a Barcelona como a las 8 de la tarde. En Lleida paraba un par de horas antes. Y allí se plantaron. Y el día siguiente ganaron, que conste: http://www.acb.com/fichas/LACB46139.php Ole la "Julbada".
La anécdota dentro de la anécdota la puso Anderson Schutte. El hombre no llevaba apenas tiempo en Cáceres y, literalmente, perdió el tren. ¿Se quedó dormido? ¿No encontró la estación? Alguien tuvo que acercarle a Madrid para que allí se reenganchase "a lazo" al grupo. La pena es que en esa temporada Alfredo ya se había cargado a Pepe Arcega, que es un loco de lo de los trenes. Creo que hasta tiene el carnet de maquinista. Y muchas maquetitas en su casa. Hubiese disfrutado de la experiencia.
Lo que yo digo. El tren no está tan mal. Algún día contaré lo que me pasó viniendo de Lisboa de madrugada, pero es que esto sigue siendo un blog de basket, creo.