Pues viene al pelo, como sugiere el amigo Son, hablar de las grandes "fugas" en la historia del baloncesto cacereño. Siento colgarme la medalla sobre lo de Roessler. La verdad es que muchas veces uno pega tiros al aire, comenta cosas, y en ocasiones es simple casualidad que se cumplan. El chico no estaba cómodo y supongo que también pasó algo de eso que solamente sabremos más adelante. Una lástima, pero ya sabéis, mejor ahora que más adelante.
Ni ha sido el primero ni será el último. Siento ponerme xenófobo, pero estas cosas parece que únicamente pasan con los extranjeros. Curiosamente, el primer norteamericano que firmó un contrato en la historia del Cáceres Club Baloncesto, Ben Coleman (foto de careto), se echó atrás al cabo de unos días. Fue en el verano del 92. El club preparaba su debut en la ACB y quiso apostar sobre seguro con Coleman, que tenía fama de buen profesional y un currículum que incluía 200 partidos en la NBA y un par de temporadas en España con el León y el Barcelona (mejor en el primer sitio que en el segundo). Era un buen reboteador y aportaba en ataque, pero al tipo no le acabó de convencer la cosa y se echó atrás, por lo que Fariñas y compañía tuvieron que fichar deprisa y corriendo a Lance Berwald, alguien de características similares aunque ya vino aquí con el arroz un poco pasadito.
De esto de contratos que nunca se cumplieron siempre hemos estado bien serviditos. El colmo fue lo de Raymond Brown, que después de hacer su primera temporada aquí, llegó a un acuerdo para seguir, pero luego le salió el Reggio Calabria. A los pocos días, no le gustó el tema de los italianos y el Cáceres le repescó en un acto de dudosa dignidad, aunque había que reconocer que aquel tipo poco espectacular era un seguro de vida. Es el jugador mejor pagado de la historia del club, por encima de los 100 kilos anuales entre pitos y flautas.
Dentro de la temporada, fue tremendo aquello de Chris Smith y Rod Sellers en la 95-96. Al triplista Smith, que había llegado para sustituir a Rod Mason directamente desde la NBA, no estuvo de acuerdo con la semana de stage en Sancti Petri que quisieron montar Bermejo y Flores aprovechando el parón copero y convenció a su socio Sellers de que había que pirarse pa los States. La decisión del club fue rotunda: echarles a los dos, aunque no dejaba de ser traumático. Al final, Rod pidió perdón y se le readmitió, mientras que Smith, que me parece que no necesitaba tanto la pasta, fue sustituido por Stanley Jackson. Parece que Enrique Fernández fue decisivo en el "perdón" del vestuario a Sellers.
Escándalo, fue un escándalo, lo de Dan Godfread en la 97-98. Más raro que un perro verdinegro, estuvo a disgusto desde el primer momento (¿a quién coño se le ocurriría juntarle con Alibegovic, con el que no "casó" el año anterior en Turquía?). La leyenda dice que le arrojó una silla a Flores en el vestuario del partido ante el Ovarense, pero nunca he podido confirmarlo. El día siguiente ya volvía para USA. Una pena lo del chico: 2,10, buena mano y peleón, pero con la cabeza en otra parte. Tras jugar la famosa final europea del tapón de Vrankovic a Montero, acabó en el Melilla de la LEB. Hace poco contacté con él para uno de mis reportajes retro sobre americanos en ACB.com, pero no finalmente no respondió a las preguntas de mi e-mail. Organiza campus en su país.
Unos añitos después, en la 2000-01, Larry Stewart llegó unos días tarde de su permiso para viajar a su país "porque se había puesto mala una vecina de su abuela" (esto es una coña clásica de mi amigo Excre) y la directiva (los mismos que mandan ahora, por cierto) se enfadó tanto que le quiso rescindir el contrato, apartándole del equipo y cascándole una enorme multa. Pero el horno no estaba para muchos bollos en la clasificación y el tipo volvió al equipo como si nada hubiera pasado. Entretanto, Daren Queenan se negó a salir a la pista en un partido porque creía que tenía que jugar más minutos y eso le supuso una salida automática del equipo. No sé si cuenta como fuga.
Hace unos meses, lo de David Patten (fuga pactada, ahora busca una nueva oportunidad en Polonia) y Sidao Santana (había motivos muy personales para que se fuese así. No me gustaba demasiado como jugador, pero no le maldigo por aquello). Habrá más. Esto es así. Lo especial de los contratos de los deportistas profesionales (es mejor dejarles ir que tenerles a disgusto) casi lo facilita.
Bueno, seguro que a vosotros os sale alguna más. Si es así, la comentamos.