Hola de nuevo
Perdonad la (larga) ausencia, he estado un poco de acá para allá estas últimas semanas, cogiendo fuerzas por supuesto para la temporada periodística que empiezo ya el próximo viernes. Del presente hablaré un día de estos, contando alguna cosita del nuevo proyecto en LEB Oro del Cáceres 2016. En esta madrugada de cierto insomnio dedicaré unas líneas al pasado y a un concepto que me encanta: el odio.
Aunque en este caso sea en términos deportivos, uno siempre necesita odiar en la vida a alguien o a algo para reafirmarse a uno mismo. A veces el odio es una poderosa gasolina para impulsarse, para ser mejor, para resarcirse, para ganar. Ya sé que no es lo más limpio ni lo más recomendable a nivel humano, pero... ¿quién no ha odiado alguna vez, aunque sea durante breves segundos? Toda esa energía negativa a veces es el inicio de algo grande, por cruel que pueda sonar.
Aquí también hemos odiado (repito: en el sentido deportivo), y mucho, a algunos jugadores, aunque resulta curioso que en los primeros años del "boom" la nómina fuese larga y con el tiempo hasta haya sido raro que la gente se metiese con un rival. En la temporada del ascenso a la ACB, los grandes enemigos fueron Ray Smith y "Matraco" Margall --los dos cracks del Andorra-- y después "Lagarto" De la Cruz y Angel Heredero, del Prohaci Mallorca. En el caso de estos dos últimos, por su juego marrullero, aunque resulta curioso que luego De la Cruz resulte un cielo de persona y hable siempre con mucho cariño de Cáceres, como cuando charlé con él hace unos años. Lo de Heredero, un buen jugador de la cantera del Barça, era de traca, siempre metiendo los codos, provocando, jugando con los nervios de rivales y público. Y la grada bien que se lo "agradecía".
Los primeros años en la ACB también hubo jugadores que ocuparon el mismo papel. Recuerdo especialmente a Kenny Bannister. Al tío le iba la marcha y creo que cuanto más le pitaban, mejor jugaba. Y le encantaba hacer aquello de las pistolitas para indignación del V Centenario. La vida da a veces muchas vueltas y Juan Antonio Orenga, que era muy pitado cada vez venía a jugar, acabó enfundándose la verdinegra. Resulta grotesco el recuerdo de la bronca con Rod Sellers en el All Star. Y es que él es uno de esos jugadores a los que odias cuando los tienes enfrente, pero que al mismo tiempo te gustaría tener en tu equipo. El llegó quizás cuando ya era demasiado tarde en su carrera, pero por precio tampoco podía haber sido antes, ¿no?
Otro caso de odiado y luego fichado fue, claramente, Alfred Julbe. No se me olvidará la imagen de la final copera de León cuando salió, una hora antes del partido, para observar el calentamiento de sus jugadores. Los casi 1.000 cacereños que había en la grada le abuchearon y él en lugar de "pasar de todo" hizo el clásico gesto de "no se os oye" llevándose las manos a las orejas, lo que multiplicó el estruendo. Luego él ha explicado un montón de veces lo que ahora es una obviedad y entonces nos parecía erróneamente una burda temeridad: quería quitarle presión a su equipo y no le importaba que recayese en él.
También está el camino contrario: jugador o entrenador que ha estado aquí y que luego es recibido con bronca cuando viene con otro equipo (cosa nada habitual en la habitualmente agradecida y nostálgica afición del Cáceres). Me fastidió la pitada a Miguel Angel Reyes, creo que lo hizo lo mejor que pudo en sus dos años y que no era culpa suya la millonada que cobró. Más igual me da lo de Manel Comas. La gente no es tonta, excepto algún patán que se atrevió en su momento a silbar a José Antonio Paraíso cuando vino con el Pamesa y tras dejar más de 200 kilos en caja que sirvieron para que el chiringuito durase un par de años más.
Luego está otra modalidad, que es el odio/cachondeo. Volviendo al 92, la afición cacereña la cogió con un pívot reserva del Gijón, José Antonio Carreño, por el simple hecho (supongo) de que llevaba coleta. Un montón de años después, los mismos gritos dudando de su heterosexualidad se repetían contra un jugador del Caja Rioja, Alberto "Chufi" Rodríguez, en el playoff de acceso a la Final a Cuatro, aunque éste hizo un poco más de daño jugando. También tenía un "look" peculiar y supongo que el sarcasmo no le hizo mucha gracia.