"Me gusta mucho leer". Hace unos años, Mario Segalás, Luis Clemente y yo nos reíamos mucho de/con un futbolista del Cacereño que, a la mínima que hablabas un poco con él (ya fuese en el Príncipe Felipe o en el Farmacia) te soltaba esa rimbombante frase, sin que le preguntases, claro. "Me gusta mucho leer". ¿Puede haber algo más pretencioso que hacerles saber a los demás que te gusta mucho leer? No lo sé. Yo suelo ser más moderado y enarbolar más en privado mis aficiones culturaloides, que también las tengo, faltaría más. No me voy a gastar todas las perras en revistas de basket y tostas en el Viña Grande...
Bueno, que me voy por las ramas. Recordé al futbolista en cuestión cuando hace bien poco me contaban que Ariel Eslava, el alero argentino del año del descenso, solía hacerle una pequeña trastada a Juan Antonio Orenga, que se caracterizaba por leer en público constantemente, ya fuese en el vestuario, en los viajes y casi en la cancha. Resulta que Eslava le cambiaba el "marcapáginas" de sitio cuando no lo veía y hacía chistes rotundos cuando, al parecer, Orenga no siempre se daba cuenta y seguía leyendo como si tal cosa. No me lo creo del todo, pero como gag no está mal.
Ya se sabe. Literatura y deporte siempre han estado peleadillas, como si fuesen dos mundos totalmente distintos. Gente como Jorge Valdano empezó hace unos años una cruzada contra esto y ahí va la cosa, mejorando poco a poco, aunque las fusiones de este tipo me resulten un poco forzadas. Hace poco escribía Piti al respecto, aunque en "El hereje" lanzaba algunos mensajes adicionales, más o menos subliminales. Es bastante público que no se siente cómodo con cómo le trata la prensa. O cierta prensa entre la que no sé si incluirme. Allá él. Pero ése tampoco es el tema. Qué disperso estoy hoy, leñe.
Quería llegar a la página nosecuantos del periódico Extremadura de hoy. Aquí está el link:
¿Le habéis echado un ojo? Basta con mirar el titular y si luego te interesa, pues continuar con la entrevista en sí que ha hecho mi etérea compañera Rocío Cantero. ¿Qué narices tiene que ver un escritor hablando del agua de Africa con el baloncesto cacereño? Los más adictos a la nostalgia verdinegra tenéis la respuesta: Javi Esteban, pívot del Cáceres CB a principios de los 90, se dedica a publicar libros ahora. Y hasta le premian, oiga.
Esteban, al que sus amigos le llaman "Patina", es un sujeto ciertamente peculiar. No le conocí en la vertiente "jugador-periodista", ya que yo era todavía un bupero cualquiera. Pero sí que es cierto que buena parte de los primeros partidos que hice para el Periódico en 1992 fueron del Colegio Extremadura, que por entonces estaba en Segunda División (actual LEB Plata, no te vayas a creer, aunque sólo con equipos madrileños y extremeños). Allí estaba el veinteañero Javi, luchando por los rebotes, con buenos movimientos de espaldas a canasta, en una categoría que desde luego era la suya y en la que había debutado un par de años antes en el Cáceres CB, dándole el relevo a Arturo Corts y a Pepe Benedé.
Como tantos otros, no tuvo continuidad o vete tú a saber por qué lo fue dejando. Y el caso es que le perdí la pista durante un buen tiempo hasta que un par de noches de estas tontas coincidimos por ahí y Luis Clemente me lo presentó. Y para mí resultó una sorpresa increíble que fuese tan buen conversador y dijese tantas cosas ocurrentes en tan poco tiempo, que tuviese esa sensibilidad y esa clarividencia. Yo, que sabéis que difícilmente llego al 1,65, le picaba mucho diciéndole que cómo era posible que a un tío de 2,00 le pudiese alcanzar la sangre al cerebro como para hablar así. La envidia mata. Él estaba llamado a ser escritor. Y lo ha conseguido.
Me alegro muchísimo por él por razones que no sé si estoy autorizado a contar aquí. Se marchó a Madrid y superó un trance muy duro que le llegó de frente. Ahora cumple sueños, que es lo más embriagador que puede ocurrirte en la vida.
PD: El futbolista ya es exfutbolista y lo último que sabemos de él es que curra descargando camiones.