jueves, 23 de febrero de 2012

Petición satisfecha (habrá más)

Hace unos días hablábamos un poco en Twitter de la final de Copa del Rey de León-97 a raíz de colgar el vídeo del partido en una página. Resulta que no tengo mucha experiencia en esa historia y que la reproducción 'en streaming' se cuelga bastante, así es que lo mejor es descargar directamente el archivo aquí y que cada uno lo vea a su ritmo. Creo que irá mejor de esta manera. Os recuerdo que es un ripeo de VHS a avi y que tampoco es que tenga una calidad excelsa.

http://www.4shared.com/video/-kU5eLca/JOVENTUT-CACERES_COPA.html?refurl=d1url

A ver qué tal sale esto, lo estoy explorando. Tengo más partidos y espero poder ponerlos para compartirlos aquí.

Tengo poco humor por la mañana recién levantado, lo reconozco.

lunes, 20 de febrero de 2012

Historia cacereña del entrenador campeón de Copa


Riiiiing… riiiiiing.

Una buena mañana de febrero de 1998 sonaba el teléfono (fijo, claro) de casa de mis padres, en la que viví hasta el 2004. Yo estaba por allí, creo que solo, perreando un poco, pensando en mis cosas. No era un buen momento personal para mí. Tenía dudas sobre mi recorrido en el periodismo: ya llevaba unos años colaborando con el periódico, pero no terminaban de hacerme contrato. Me sentía, digamos, estancado. Esa chunguísima sensación de que hacer bien tu trabajo no te repercute económicamente.

Había decidido ir menos a la redacción y más a la facultad. Todavía me quedaba aproximadamente la mitad de la carrera de Filología por terminar y, pensé, si realmente no era tan bueno como yo pensaba y no me podía ganar dignamente la vida escribiendo noticias, ya podía comerme mi orgullo y quizás preparar una oposición para arrastrar mis huesos en un instituto.

Riiiiing… riiiiiing.

¿Tendré que cogerlo, no? Mi madre habrá bajado al Sereco a la compra. Mi padre, en la tienda, como siempre.

--¿Dígame?

--¿Javier Ortiz?

--Sí, soy yo, ¿quién es?

--Soy Pablo Laso.

--Ah, hola, Pablo. ¿Qué tal? ¿Qué te cuentas?

En realidad, yo ya sabía lo que se contaba. La noche anterior, Pablo Laso, que había llegado al Cáceres unas semanas antes, había acudido junto a su entrenador, Manel Comas, para dar una charla-coloquio a los residentes del Colegio Mayor Francisco de Sande, en pleno corazón de la ciudad monumental. Y mi mente empezó a enlazar cosas muy rápidamente.

Tenía curiosidad por ver qué se decía y fui al acto. No tanto por lo que fuese a decir Laso, sino Comas, que en este tipo de encuentros podía “soltársele la lengua” sobre el momento del equipo, especialmente desastroso, en los últimos puestos de la clasificación y enfrascado en una constante y costosa reforma de su plantilla de la que había formado parte el propio Laso. El Real Madrid, donde jugaba entonces, le había enviado a Cáceres más que nada para quitarse un problema: Ismael Santos era el base titular, utilizado sobre todo como ‘stopper’ defensivo, y el espacio que quedaba se lo peleaban dificultosamente José Miguel Antúnez y él. Demasiados pocos minutos para un jugador que, con 30 años, seguía siendo uno de los mejores nacionales en su puesto.

Comas no dijo gran cosa aquella noche, aunque sí se supo meter a los chavales en el bolsillo con su colección de anécdotas y alguna que otra sobrada. Laso le quitó foco, sobre todo en un momento en el que, tras abrirse el turno de preguntas, le cuestionaron por un Madrid que llevaba una temporada errática. Visiblemente a gusto, no tuvo reparos en reconocer que era “muy complicado” jugar al lado de Dejan Bodiroga porque absorbía mucho juego y tiros y que gente como Joe Arlauckas y, sobre todo, Alberto Herreros, lo estaban pasando mal. Una apreciación sorprendente viniendo de un deportista profesional, siempre prudentes ellos con lo de meterse en charcos, pero tampoco nada del otro jueves.

El joven Javier Ortiz olió ahí una noticia, pero no para el Periódico Extremadura, sino para Gigantes del Basket, cuya corresponsalía llevaba con mi hermano José María por entonces. Así es que elaboré un pequeño texto sobre el asunto recogiendo sus declaraciones (siempre en el contexto de una charla con universitarios) y lo envié por fax a la revista. Volvamos a la conversación, aclarando, por si no lo he hecho antes, que era la segunda o tercera vez que yo hablaba con Laso.

--Esto… Me han llamado tus compañeros de Gigantes para confirmar lo que dije anoche sobre el tema de Bodiroga.

--¿Y?

--Pues nada, que yo creo que es incorrecto que mandes esas declaraciones cuando las he hecho delante de chavales en un acto privado.

--No era un acto privado, Pablo. Estaba convocado públicamente y allí podía asistir cualquiera, no hacía falta que fuese de la residencia.

--Ya, pero tú sabes que no se habla lo mismo en un encuentro así que ante la prensa, por ejemplo. Que yo nunca hubiera contado lo de Alberto.

--Pues…

--Pues que me gustaría que eso no se publicase porque le puede hacer mucho daño al Madrid y tengo muchos amigos ahí. Javier, entiéndelo.

--Pero eso no es cosa mía. Tú lo has dicho públicamente y yo lo he enviado. Ahora ya es cosa de la revista publicarlo o no.

--He hablado con ellos y me dicen que si mantienes lo que les has mandado.

--Pues… Siento mucho si esto te jode de alguna manera. Yo lo he enviado y ahora creo que debería ser decisión de ellos publicarlo o no.

--Pero… tienes que comprenderlo, no lo dije en plan declaraciones en público…

--Ya… Yo no saco nada por esto, creo que pagan 1.500 pelas la pieza, pero no es cosa mía decidir si algo sale o no.

La conversación se enquistó. Pasa mucho que uno repite sus argumentos y el otro repite los suyos y no avanzas nada de nada. La cosa quedó en que él volvería a hablar con los de Gigantes.

La semana siguiente la historia no se publicó.

No es nada extraordinario tener una historia con Pablo Laso si estás en este mundillo. Lleva demasiado tiempo dentro de él y siempre debutando muy fugazmente: primero como jugador, a los 17 años, y luego como entrenador, casi justo después de retirarse, y en muy distintas categorías durante este tiempo, siguiendo los pasos naturales. Empezó en LEB 2 en Castellón, saltó quizás precipitadamente a ACB en Valencia, dio un paso atrás y lo hizo muy bien en Cantabria y San Sebastián (ascenso en Cáceres incluido), y después otra vez ACB con la historia ya conocida. Todos coincidimos en valorar que su triunfo en la Copa vale casi más por el estilo mostrado (ofensivo, valiente) que por romper una racha de tanto tiempo sin que los blancos la ganasen.

Sobre su papel en el medio año que permaneció aquí, cumplió ampliamente, dando incluso un perfil distinto del que solía ofrecer en sus anteriores equipos, Tau y Real Madrid. Anotó más como verdinegro, y, como era habitual, repartió juego en la pista. Y en los coloquios universitarios, claro.

jueves, 16 de febrero de 2012

Zengotitabengoa: Nos quitan un problema (diseño periodístico), pero también un buen reportaje (el hombre que lesionó a Messi)


Acabó el 'caso Zengotitabengoa' con la resolución esperada desde el domingo: el chico se va al Canarias y el Cáceres se ahorra algún dinero, además de asegurarse que no lo tendrá enfrente el viernes. Ya había quien temía que clavase 30 chinos. Lo diré brevemente: no soy muy partidario de lapidar al jugador, que tampoco creo que lo estuviese haciendo mal, aunque sí por debajo de lo esperado. Si no estaba cómodo, lo honesto es marcharse. Quizás por orgullo profesional tenía que haberse quedado y competir por los minutos que pensaba que creía que ya le iban a faltar, pero allá él. Tampoco parece que vaya a tener mucho más protagonismo en Canarias. Y al menos ha dado un margen al club para sustituirle, no como aquella vez que Sidao se largó a un día de cerrarse el plazo de fichajes. Lo que no sé es qué harán, la verdad. Lo mismo tiran con lo que hay o lo mismo traen a alguien. Se aceptan apuestas.

Con Asier, a la sección de deportes de El Periódico Extremadura se le va un problema también, aunque al mismo tiempo nos fastidia un temilla que teníamos guardado en el cajón (no es ninguna exclusiva, ojo) y que íbamos a publicar cuando hubiese oportunidad o, simplemente, cuando nos acordásemos.

¿El problema? La verdad es que en estos tiempos de periodismo digital en el que el espacio que se ocupa es ilimitado, cuesta trabajo hacer entender que tener a un jugador con su apellido en el equipo te hacía casi desear que no destacase o simplemente no fuese noticia. ¿Por qué? Era difícil titular con él en la edición de papel. Ponías "Zengotitabengoa tal..." y ya tenías medio titular ocupado, o te saltaba a la siguiente línea. Existe la cierta norma no escrita de que hay que poner en los titulares el equipo del que estás hablando. Y los tipos de letra en la sección de deportes son más grandes que los de las demás secciones, no preguntéis por qué. Lo mismo el diseñador se pensaba que nuestro lector es gilipollas o analfabeto.

Ahora ya no habrá más ese problema, que solía ser resuelto llamándole "Zengo".

El temilla que teníamos en el cajón y que ya no tiene sentido sacar es el que ahora sí voy a "fusilar" aquí. Los que sois muy "freaks", seguramente casi todos, los sabréis. Pero me da que no es una anécdota que se haya extendido mucho, a pesar de que se ha publicado en algún que otro medio. Resulta que Asier, cuando estaba en la Masía del Barça (porque allí no van solo promesas de fútbol, sino también de más deportes) coincidió con Leo Messi, que es prácticamente de su misma edad y con el que hizo amistad. El alero tenía 13 años y había llamado la atención a los ojeadores azulgranas. Luego también pasó por las canteras de Valencia y Bilbao sin consolidarse tampoco.

Como chavales jóvenes que eran, a veces hacían sus trastadas. Una de ellas era saltar por la noche al campo de entrenamiento anexo al Camp Nou para jugar algún partidillo de fútbol en la oscuridad. Debe ser un placer enorme, ¿no? A eso se apuntaban también los baloncestistas como Zengo, que tenía que ser un espectáculo corriendo detrás de un balón. A Messi debe sacarle como 30 centímetros, ¿no? Resultó que en una pelota larga ocurrió lo que tenía que ocurrir. El vasco calculó mal para intentar cogerla y chocó con el argentino, al que le produjo un fuerte golpe en el tobillo. Menudo susto.

Todos lo taparon para que no se descubriese la "excursión". El propio Messi engañó a sus entrenadores al empezar aparentemente bien el entrenamiento del día siguiente, pero al mínimo roce hizo como que se había lesionado en ese momento y se retiró a los vestuarios. La cosa no fue a más y, tras un par de días parado, volvió a la normalidad.


“Sinceramente, creo que sigue siendo muy tímido”, aseguró "Zengo" a El Heraldo de Aragón sobre su excompañero de Masía. “Leo no ha cambiado mucho. Pienso que sigue siendo el mismo... bueno, hasta donde te lo permite ser el mejor jugador del mundo (...) Recuerdo su pequeña estatura, pero también su tremenda fuerza. Todos sabíamos que le pinchaban por algo, pero en aquel momento
no conocíamos el porqué”
 
Ambos han conservado buena relación desde entonces y hasta se han visto cuando sus respectivos calendarios deportivos les han hecho coincidir. Hace no mucho, "Zengo" colgó en Twitter una foto suya con una camiseta de Leo... Literalmente. Se la había dado el propio futbolista. Ahí arriba la pongo.

Hubiese estado bien contar esta batallita un día que no hubiese actualidad. Ya no podrá ser.
Hasta aquí hemos llegado. Vaya, qué título de entrada más largo me ha quedado. Tampoco cabría en la edición de papel.

martes, 14 de febrero de 2012

Dos entrenadores (esa profesión adictiva)

Al baloncesto juegan los jugadores, pero hay una figura que tiene muchas veces incluso más protagonismo que los diez tipos que están en la pista: la del entrenador. Centro de todas las iras cuando las cosas van mal, entronizados cuando se gana, durante este tiempo imaginaréis que los he conocido de toda condición y pelaje. Y no solamente me estoy refiriendo a los de élite. También a muchos de cantera que llevan esto en la sangre con la misma pasión, o diría incluso que obsesión. Mientras que muchos de los que juegan lo hacen por diversión, negocio o simplemente inercia (son altos y tal), los que entrenan parece que están guiados por una enfermedad incurable. Hace no mucho escuché a Alberto Pesquera decir que, pese a que lleva diez años sin sentarse en un banquillo profesional y se dedica a otras cosas también relacionadas con el basket, si ahora le ofrecieran uno, lo cogería.

He visto pocas profesiones tan vocacionales, pero en las que sea también muy difícil ganarse la vida dignamente. Admiro a esos chicos que llevan a equipos cadetes o infantiles a los que les cierran el acta, pero con los que durante la semana le echan horas y sacrifican los fines de semana. Tienen el mismo veneno que los que están en la ACB, la NBA o la LEB Oro, pero no lo ven tan recompensado. Algunos surgen desde abajo y logran su recompensa: ese ideal de todo hombre que es trabajar en tu “hobby”. La mayoría solamente pueden soñarlo lejanamente.

Esta reflexión inicial es la introducción para hablaros de dos entrenadores que ha protagonizado mucho la actualidad de las últimas semanas. Uno de ellos, Gustavo Aranzana, lo hace constantemente de un tiempo a esta parte; otro, Juan Pedro Buigas, bastante menos, pero también. ¿Me seguís?

La eterna reválida de Aranzana


Hace ya más de dos años que se ha convertido en el centro del universo baloncestístico cacereño. Normal tratándose de un entrenador que tiene que hacer prácticamente de portavoz del club, como ocurría con su antecesor, Piti Hurtado. En este tiempo, ha dado para conocerle en las buenas y en las malas, en las duras y en las maduras. ¿Y?

Aranzana es, sobre todo, un superviviente. Un tipo que lleva tanto tiempo sin apenas quedarse en paro en una profesión tan competitiva tiene que encerrar algún secreto dentro de sí, aparte de sus conocimientos. Hay algo en su personalidad profundamente flexible, entre la rigurosidad castellana y cierta picaresca sureña que no sé si adquirió en Sevilla. El caso es que siempre se adapta a las circunstancias con una seguridad brutal en lo que hace.

No sabemos cómo acabará la temporada, pero es indudable que ya no goza del fervor del público en general. Ya hemos hablado algunas veces de la ultra exigencia de aquí, y este año es obvio que el equipo debería ir mejor, bastante mejor. Él lo sabe. Los que, como él dice, le están esperando para darle un garrotazo, aumentan, aunque las victorias frenan un poco esta tendencia que detectamos todos. Pero él sigue aplicando las mismas recetas que ha tenido siempre: un poco de mala cara por allí, un poco de buena cara por allá. Moldeando la realidad a su realidad. No estoy de acuerdo con los que lo consideran poco autocrítico: encaja y también, por eso mismo, es comprensible que de vez en cuando suelte alguna.

Por todo esto que cuento, por lo experimentado que es y porque se las sabe todas, me extrañó un poco el gol que le metieron desde Valladolid la semana anterior. En un momento delicado para el Cáceres, utilizaron su nombre como posible candidato al banquillo y al final nada de nada, cuando probablemente la solución que tomaron (darle el equipo al segundo) estaba ya tomada desde el principio. Error verse envuelto y no desligarse con contundencia de cualquier tipo de conversación. Es obvio que esto le restó más que le sumó. Debió olérselo. De él hay que esperar un fino olfato para estas cosas.

Ya sé que no es muy popular escribir bien de él últimamente, pero aquí lo dejo, me da igual: es un buen tipo. Pero todo se concluye en una frase: un entrenador vale lo que valen sus resultados. Serán los que le juzguen definitivamente aquí. Y hay que entrar en “playoff” y competir bien en ellos.

La dignidad de Juan Pedro Buigas

¿He dicho que un entrenador vale lo que valen los resultados? Mentira. A Juan Pedro Buigas no le ha valido de gran cosa ir 12-2 con el Femenino Cáceres. Se ha hartado de tantas y tantas cosas raras que pasan en ese club y la semana pasada cogió la puerta y se largó. Nadie, excepto la mayor parte de las jugadoras (que él pensará que es lo importante), le lloró para que siguiese.

A Buigas le ha derrotado por completo lo que a Aranzana únicamente le ha pasado rozando con el tema de Valladolid: la ingenuidad. Hace poco menos de un año se hizo cargo del equipo sabiendo lo difícil que es trabajar internamente ahí a nivel de todo: económicamente, personalmente... Lo hizo sabiendo lo que hay, pensando inocentemente que podía cambiarlo todo. Y “solamente” ha cambiado los resultados.

En realidad, lo ha hecho casi todo bien: una estricta elección de jugadoras (me lo imagino rodeado de vídeos, machacando a todo el mundillo en busca de referencias, exprimiendo a los agentes) y saber llevárselas a su terreno, hacer que funcionen con un baloncesto que, además, era bastante más vistoso del que suele ser el de chicas. Y no me lapidéis por el comentario si lo consideráis machista. Dicen, al hilo, que entrenar a mujeres es más difícil que entrenar a hombres. Al menos hace poco tiempo Esperanza Mendoza, la árbitra extremeña de la LEB, me decía que también era más complicado dirigir partidos femeninos, que ellas protestan mucho más por todos.

Dignidad. ¿Bonita palabra, no? Para un entrenador, entrenar es lo único adictivo. Por eso es especialmente valorable que este haya renunciado en un equipo que él había creado y que tenía el éxito de estar en la fase de ascenso ya muy a la vista. Supongo que ha pesado más lo que estaba sufriendo que lo que estaba disfrutando.

Ha sido una lástima, que ha derivado a un final casi surrealista: su dimisión se ha resuelto con el regreso al seno del club como director deportivo de Alberto Montes, que lo había abandonado hace unos años por divergencias graves con la pareja Angel Salgado-Vicenta Naranjo, y como entrenador de Jacinto Carbajal, al que echaron miserablemente por la misma época. Tienen que entender que esto haya sorprendido, y mucho, aunque parece evidente que hay un plan a corto plazo para que la alianza que se ha creado dé opción a otra cosa, supuestamente mucho más deseable para el baloncesto femenino local: un club fuerte y unido, sin cargas financieras. Veremos.

martes, 7 de febrero de 2012

El entrevistador entrevistado


José Manuel Rayo es un fiel aficionado al Cáceres que además acude a menudo a este rinconcito. El otro día tuvo la ocurrencia de sacarme en la web del sitio donde trabaja, uno de esos Nuevos Centros del Conocimiento que intentan divulgar el internet entre los sectores que más difícil lo tienen para ello, hablando del blog. Aquí está la página: http://mundolibre.tv/index.php

A los entrevistadores no nos gusta demasiado ser entrevistados, al menos a mí, pero con José Manuel me sentí a gusto, hablando de cosillas diversas en un rato corto. Si tenéis un rato echadle un ojo. Prometo para esta semana una entrada menos ególatra, jaja.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Un vídeo para recordar León-97


Sí, chicos. El de la peluca soy yo.

Seré breve. Sobre este tema hemos hablado muchas veces y creo que está dicho todo lo que tenía que decirse. Resulta que durante estos días (1, 2 y 3 de febrero) se cumplen 15 años del fin de semana de la Copa del Rey de León. Simplemente quería aportar una cosa que quizás no hayan visto muchos nostálgicos. Si encuentran fuerzas, pueden revisitar la final y mortificarse un poco, desear con toda el alma que esos triples de Xavi Crespo no entren. Uno acaba dando voces la pantalla, claro. La calidad no es excelsa (el paso del VHS a avi, ya imagináis), pero lo he colgado en este link. Espero que no haya problemas con los derechos de retransmisión y todo eso:


http://www.videoweed.es/file/y03kcs0csopk6

Está interesante porque al principio de esa retransmisión (que llevan codo con codo Ramón Trecet y Pedro Barthe, qué lujo) también se hace un repaso de cómo llegó el Cáceres a la final. Y eso sí que gusta realmente verlo. Fueron días muy especiales para todos.

Os dejo un segundo enlace al respecto. Hace cinco años, durante el "lock out" del baloncesto en Cáceres, escribí además un reportaje que también merece la pena visitar:

http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/deportes/diez-anos-de-una-gesta-inacabada_283129.html

En fin, recuerdos.